BREVE COMENTO CRÍTICO SOBRE LA POESÍA EN COLOMBIA
Por: Nabonazar Cogollo Ayala
La poesía contemporánea colombiana en sus aguas más
profundas es rica, abundante y procelosa. Infortunadamente la poesía que
descuella a nivel nacional y se la admira en la superficie resplandeciente del
lago, es la que necesita del espaldarazo de pavorosas y cerradas élites del
poder literario, como es la Casa de
Poesía Silva como el ejemplo más prominente. Y demás élites que se prohíjan
al socaire de los centros culturales en cada región colombiana. ¿Por qué un
hombre desgarrado y desconocido como Raúl Gómez Jattin fue reconocido a nivel
nacional? Porque recibió el espaldarazo del ex presidente López quien en alguna
oportunidad se refirió a él como uno de
los grandes poetas de Colombia en el siglo XX. Hay poesía sosa y
aburridora, tan simple como tradicionalista, como la de Juan Manuel Roca, que
tiene el regusto innovador de una chupeta de vidrio. Hay poesía vanguardista y
neovanguadista, solo que no ha tocado las puertas de la Casa de Poesía Silva, razón por la cual sus antologistas oficiales
aseguran que no existe actualmente en Colombia. La poesía del clan Carranza
tuvo su momento, pero el cuarto de hora de Piedra
y Cielo y sus seguidores ciertamente ya pasó hace más de media centuria;
otro tanto les pasó a los nadaístas y a la generación de Mito; lo mismo que a los desencantados, entre otros ismos. Poetas con la contundencia de un Sergio Estepanski no se han visto
recientemente, al menos no en la superficie del lago, lo que no quiere decir
que no existan en sus profundidades azules y cristalinas. Debe haberlos y muy buenos,
solo que los epígonos oficiales son de corto alcance en el buceo, la mira y las
evoluciones de su lítero-pensamiento. ¡Colombia! Despierta de ese
aletargamiento literario en que te tienen sumida los cantos soporíferos de los
que poco y nada producen y viven atados al cordón umbilical de la tradición
alienante y conservadora. Deus benedicam tuus.
Julio 30 de 2014
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