¡No canten tantos himnos!
O se confundirán…
Con uno que se cante
¡La patria ganará!
(Copla popular colombiana)
En el año 2010 se
escogió y estrenó el Himno del Concejo de
Bogotá, el cual viene a engrosar la abultada lista de las obras hímnicas
que tendrían que aprenderse los estudiantes y el público en general, en la
capital colombiana.
Aparte del
hermosísimo Himno de Bogotá Distrito
Capital, que fuera escogido mediante concurso público en 1974, durante el
gobierno local del Dr. Aníbal Fernández de Soto; en las dos últimas décadas
algunas alcaldías locales han abierto concursos para escoger los himnos y demás
símbolos (bandera, escudo, etc.) de sus respectivas localidades. Tienen himnos
locales las localidades de Suba, Los Mártires, Rafael Uribe Uribe, Kennedy, Ciudad
Bolívar, Bosa, Fontibón, Engativá, entre otras. Por cierto algunos de estos nuevos
himnos son muy bellos y bien logrados, otros en cambio fueron elaborados con
una estética pueril, intuitiva y casi escolar; producto quizás de la premura y
deficiente investigación con que fueron hechos, en el afán por adoptar un himno
y no quedarse atrás de las iniciativas en tal sentido de otras localidades.
Como si no fuera
suficiente con tener himno distrital e himno de localidad, a algunos barrios
les ha dado por adoptar su “himno
barrial”. Tengo noticias de la existencia de los himnos de los siguientes barrios:
Las Ferias, Policarpa Salavarrieta, El Tejar,
La Perseverancia, etc. Aparte de himno distrital, himno de localidad e
himno barrial… El cabildo distrital adoptó oficialmente en 2011 un himno
propio… El himno del Concejo de Bogotá,
en un hecho inédito en la historia de Colombia. A decir verdad es una obra
musicalmente digna, la letra en cambio, dista mucho de la responsabilidad
histórica que se le asignó, tanto por su fondo como por su forma.
Un himno al cabildo
distrital (si era que se iba a escoger, lo cual no es del todo justificable en
su intención emblemática, debido a la superabundancia de himnos) no podía dejar
de evocar la gesta de la independencia nacional proclamada por el cabildo
santafereño, el 20 de julio de 1810. Brillan enteramente por su ausencia
alusiones al tribuno del pueblo, José Acevedo y Gómez; al primer alcalde
bogotano durante la república, José Miguel Pey, quien también fuera presidente
de las Provincias Unidas de la Nueva Granada,
con posterioridad a 1810; faltan alusiones al fusilamiento de la Pola, al
diseño que los cabildantes de 1810 hicieron de la bandera bicolor capitalina,
inspirándose para ello en la bandera imperial española, etc. En fin… El texto
es muy contemporáneo en su contenido, quizás demasiado, lo que lo hace ser
ahistórico y desligado por tanto del pasado del cabildo bogotano. Desde el
punto de vista formal la métrica de sus estrofas es caprichosa y carece de
musicalidad rítmica, lo que lo muestra de factura pueril y carente de academia
y formación literaria. Veamos una breve muestra de esto último.
Con/ce/jo/
dis/tri/tal/ = 6+1 = 7 (heptasílabo)
Co/ra/zón
/yor/gu/llo/bo/go/ta/no/= 10 (decasílabo)
Tra/ba/jan/do/con/es/me/roy/te/són/=
10+1 = 11 (endecasílabo)
Sué/ti/caes/la/voz/del/ciu/da/da/no/=
10 (decasílabo)
Yel/bie/nes/tar/del/pue/blo/su/ra/zón/=
10+1 = 11 (endecasílabo)
Así las cosas
tenemos una estrofa polidactílica, en la que coexisten versos de 7, 10, 11, 10
y 11 sílabas respectivamente, en lo que vendría a ser una especie de silva o
estrofa de versos métricamente irregulares. Tendría justificación formal en su
propuesta si fuera estéticamente equilibrada y bien lograda, pero de hecho no
lo es. Hay afirmaciones de notoria ingenuidad /Corazón y orgullo bogotano// Su ética es la voz del ciudadano/. Se
echa de ver el uso cacofónico de un gerundio innecesario, por cierto. El contenido de la estrofa que hace las veces
de coro tiene un mediano valor discursivo, lo que es francamente deleznable es
el envoltorio de palabras con que la autora, la Sra. Marcela Arandia Gaitán, lo
expresó en cinco versos. Irregulares y ripiosos versos, la verdad sea dicha,
con el perdón de la ilustre letrista. El mismo contenido se hubiera podido
expresar en un clásico quinteto de diez sílabas (como es lo normal cuando se
trata de himnos o peanes patrióticos). Un ejemplo podría ser el siguiente…
¡Adelante Concejo, en tu nombre
Se levanta la ilustre razón!
Bogotá es la ciudad donde el hombre
Palpitante construye el renombre
Del progreso en la honrosa nación.
Contrastan los
tímidos e irregulares sextetos-lira (?) de las estrofas del Himno del Concejo de Bogotá con los imponentes
y sonoros cuartetos decasílabos clásicos del abogado Pedro Medina Avendaño
(q.e.p.d.), que constituyen el Himno de
Bogotá D.C. La calidad literaria del himno capitalino es indiscutible y
salta a la vista. Hasta 1974 Bogotá tuvo
un bello himno, debido a la pluma genial del poeta Luis Ernesto Ferro Collazos,
obra ésta que por no ser oficial fue reemplazada por la actual obra hímnica Avendaño – Duque, pero pese a ello, las
gentes viejas de la capital no lo han olvidado y aún los sobrevivientes lo
recuerdan con cariño y se lo cantan a sus hijos, nietos y biznietos. Su coro
sostenía lo siguiente:
¡Bogotá, Bogotá ciudad madre!
Es tu estirpe de regio blasón
De Colombia, la patria sagrada
¡Eres tú, Bogotá, el corazón!
Un verdadero portento
de métrica y belleza literaria este antiguo himno capitalino, que ahora solo
queda en los anales de la historia local y en las memorias de algunos
nonagenarios y octogenarios. Bogotá se ha caracterizado por poseer himnos de
indiscutible belleza formal y de contenido, a lo largo de su historia. La excepción
quizás sea el desafortunado Himno del
Concejo de Bogotá, que parece más hijo de la intuición y de tentativos
palos de ciego, que de una sólida y madurada formación académica en estética y
preceptiva literaria. Alguien dirá… No importa tanto si literariamente está
bien concebido o no, lo que realmente importa es que en sus estrofas se diga lo
que el Concejo de Bogotá es. A estas
personas yo les diría lo siguiente: las cinco estrofas del Himno del Concejo de Bogotá (excluyendo el coro), expresan
fundamentalmente las buenas intenciones de los cabildantes, en lo cual se
redunda una y otra vez, con rápidas alusiones a la historia de la ciudad, tan
fugaces y poco desarrolladas que casi no se notan. Veamos:
Estrofa I: Alude a la duma capitalina y se habla
de paz, justicia y verdad.
Estrofa II: Hay una tímida alusión a la luchas de
los antepasados por valores y principios.
Estrofa III: Se incorpora en el discurso el valor
de la hermandad, en una nueva alusión tímida a los sabios del pasado y a los
valores heredados de ellos.
Estrofa IV: Alude a la esencia del concejo
distrital, a la que denomina dinámica y confiable.
Estrofa V: [Hay aquí un abrupto salto gramatical
de persona. De una tercera persona singular en la que se venía desarrollando el
discurso (él), se pasó sin fórmula ni puente de transición a una segunda
persona singular (tú).] Se tutea al concejo en un apóstrofo
exhortativo que recuerda su enlace histórico con el escudo de la ciudad, el
mismo que Carlos I de España y V de Alemania le concediera a la ciudad, 10 años
después de su fundación, en 1548.
Similares
contenidos se hubieran podido expresar más puntualmente en estrofas con un tono
más afirmativo, abierto y decidido. Un ejemplo clásico en octavillas pareadas decasílabas,
podría ser el siguiente:
-I-
Aquel veinte de julio el cabildo
Ciudadano cumplió la reyerta…
Y los héroes abrieron la puerta
De una vida de libre existir.
¡Viva el pueblo! Gritaron las gentes
Congregadas en torno a la plaza
Y el gobierno juntista reemplaza
Al virrey quien se lanza al huir.
-II-
Dirigiendo el timón de la historia
El concejo sentó un nuevo sueño
En la patria de rostro abrileño
Cuyo ejemplo de libres siguió…
Y en la altura con vuelo seguro
Como un águila negra explayada,
Va alcanzando dorada alborada
De la paz que el ayer consagró.
-III-
El concejo es abierta tribuna
Donde el pueblo anhelante se expresa,
Donde el bien ciudadano encabeza
La virtud del progreso local.
Los partidos construyen senderos
En amable ilusión por ver grande
A la bella ciudad que se expande
Orgullosa en la faz nacional.
-IV-
¡No hay disputa en su ser colegiado!
Pues la meta del bien las dirime…
Bogotá es esa luz que redime
El disenso en amable sentir.
Ante un amplio futuro expectante
Que se muestra de luces bañado
El cabildo construye confiado
La igualdad y la paz al vivir.
-V-
¡Adelante, concejo, al mañana!
Con sapiente actitud de grandeza
Pues verás la gloriosa cabeza
De la Atenas por siempre brillar…
Fulgurante rigiendo el destino
De Colombia, la patria adorada
Mientras tú trazarás la alborada
Del progreso con paso ejemplar.
Volviendo al tema
central del presente artículo, cual es la superabundancia de himnos en la
capital de la república, tenemos lo siguiente: ¿Se imagina el amable lector la
confusión en un colegio distrital o privado de Bogotá, al momento de realizar
una izada de bandera? No es difícil recrear la situación, el programa de izada
de bandera diría algo así como… “Acto por
el cual el colegio NN rinde homenaje a los símbolos patrios”:
Primero:
Himno Nacional de la República de Colombia
Segundo:
Himno de Bogotá, Distrito capital
Tercero:
Himno de la Localidad.
Cuarto:
Himno del Concejo de Bogotá.
Quinto:
Himno barrial. (Si lo hay)
Sexto:
Himno del Colegio. (Si lo hay)
Seis himnos o al
menos cinco o cuatro, si el centro educativo carece de obra musical emblemática
propia y otro tanto el barrio; cada himno con un promedio de duración entre 2,5
y 3,5 minutos. Esto daría mínimamente entre 20 y 25 minutos cantando himnos, lo
cual es francamente antipedagógico y se presta más para el rechazo y el
aburrimiento, entre las nuevas generaciones de niños y jóvenes; que para el
afianzamiento de los valores patrios (nacionales, distritales, de la localidad,
barriales e institucionales). De otra parte la confusión que se ha generado en
materia del uso y reglamentación de todos esos himnos ya es grande. Por
ejemplo: ¿Quiénes van a cantar el Himno
del Concejo de Bogotá? ¿Los honorables concejales o además, los escolares y
el público en general? ¿Es un himno dirigido solo a la duma distrital o además
a la ciudadanía en general? Mucho me temo que la nueva obra hímnica capitalina
carece de reglamentación clara, en términos de objetivo, cobertura y manual de
uso ceremonial y protocolario. De otra parte, la existencia de himnos de
localidad, minimiza y le resta importancia en materia de cobertura y
unificación del sentir patrio distrital, al Himno
de Bogotá. Por ejemplo: en los colegios de la Localidad de Suba se canta con prelación el Himno de Suba por encima del himno capitalino, desde su estreno y
difusión en el año de 2008. Si se van a escoger himnos patrios en cada
localidad… ¿Para qué se justifica entonces la existencia de un himno distrital?
La superabundancia de himnos, que bien podríamos denominar hiperhimnia, no solo es inoficiosa y redundante, sino que genera
confusión entre el público en general, porque tiende a desdibujar el
sentimiento de identidad regional macro y a fortalecer el sentimiento de
identidad regional micro. Todos los extremos son viciosos. Excelente lección de
unidad de sentimientos patrios regionales nos lo dieron en 2002 los concejales
del cabildo de Medellín (Antioquia), cuando ante la disyuntiva de escoger un Himno a Medellín, optaron por declarar
como tal el mismo Himno Antioqueño, el
20 de febrero de 2002, con el ánimo de “fortalecer
los ideales de región”. Postura ésta muy sensata que construye y fortalece un ideal de región;
no lo divide y lo vuelve a dividir hasta el límite mismo del absurdo, como
viene sucediendo en el caso de Bogotá.
Ya para concluir, tengo
25 años estudiando himnos patrios de Colombia y el mundo, no solo en castellano
sino en varias lenguas, por lo que me considero himnólogo. Jamás he visto en
todo lo que he estudiado hasta ahora que un concejo o cabildo municipal tenga
un himno propio, que le cante como entidad gubernativa. ¡Esto es algo inédito
para el caso del Himno del Concejo de
Bogotá! Ha habido casos en la historia de concejos municipales que
convocaron concursos para escoger el himno de la ciudad (como fue el caso del Himno de Santa Marta) o bien de todo un
país (como fue el caso del primer Himno
Nacional del Transvaal, en Sudáfrica) o del Cabildo de Caracas que en 1810
escogió el himno de la rebeldía contra España, a nombre de la ciudad, el cual
posteriormente acabó siendo reconocido como Himno
Nacional de Venezuela. Si vamos a tener un himno de concejo, qué bueno
sería que se tratara de una obra estéticamente digna y bien lograda. No
pretendo en ningún momento que se trate de un ejemplo a la manera del que se
aquí se inserta, que solo se aporta a la manera de muestra didáctica. Sería
sabio y sensato reglamentar el uso del nuevo himno del concejo de Bogotá y de
todos los que ya existen, para que nuestros escolares capitalinos no se vean
abocados a cantar tantos himnos durante un acto cívico. Y no solamente ellos,
sino toda la ciudadanía en general. Podría ser introducir una reglamentación de
uso de los himnos según el rango y categoría de cada uno, así:
1.
Himnos del orden nacional: Himno Nacional de Colombia.
2.
Himnos del orden regional y
subregional: Himno de Bogotá, Himno
de la localidad respectiva (si lo hubiere), Himno
del Concejo de Bogotá, etc.
3.
Himnos del orden institucional: himno
de la entidad educativa u otros del mismo rango.
De tal manera que
cada vez se cante solamente uno en cada rango. Ahora bien, el Himno Nacional es de canto obligatorio e
irrenunciable. Los himnos del orden regional podrían cantarse turnadamente. El
año académico escolar cuenta con 40 semanas lectivas, distribuidas en 10 meses.
Cada mes tiene al menos una celebración de izada de bandera, es así como en
cada izada se podría cantar solamente un himno del rango regional y subregional.
En la del mes de febrero se podría cantar el Himno de Bogotá, en la siguiente izada, correspondiente al mes de
marzo, el himno de la localidad (si lo hubiere) y en la siguiente, la del mes
de abril, el himno barrial (si lo hubiere). Cuando se dé el caso que el colegio
no tuviere himno, entonces se podría cantar, además del himno nacional y el de
Bogotá, el himno subregional respectivo. La idea es que no haya superabundancia
de himnos para no convertir la izada de bandera en un acto tedioso y nada
formativo, para nuestros niños y jóvenes. Ahora bien, en las izadas de bandera
del 20 de julio (día de la independencia nacional), del 7 de agosto (día de la
batalla de Boyacá) y del 6 de agosto (día de la fundación de Bogotá), el canto
del Himno de Bogotá, luego de haberse
cantado el Himno Nacional, sería obligatorio
e irrenunciable. El decreto 064 (febrero 12 de 1993) expedido durante la
alcaldía de Jaime Castro, tendría que ser reformado, porque dicho decreto
obliga al canto frecuente del Himno
Nacional y del Himno Distrital,
al menos todos los lunes laborables de cada mes. Norma que poco se cumple en la
actualidad, a decir verdad. Tendría que ser reemplazado por nuevo decreto, más
amplio que diera cabida al empleo de otros himnos.
Lo que sí enfatizo
es que no se deben seguir creando más himnos porque la confusión reinante entre
la ciudadanía se incrementaría; además que el sentimiento regional de identidad
se vería drásticamente mermado e invalidado.
Madrid
(Cundinamarca) junio 16 de 2013
nacoayala@gmail.com
Hola…
ResponderEliminarme llama mucho la atención que una persona tan ilustre en el mundo de la filosofía y las letras como usted Nabonazar Cogollo Ayala, no haga parte del selecto grupo de jueces, si usted sabe tanto por que no conformo el que juzga los himnos. hasta donde tengo entendido el himno al consejo que usted critica el de la Sra. Marcela Arandia la eligió un jurado altamente calificado, si usted discrepa de este argumento ya no es culpa de los participantes al concurso, si por el contrario usted lo conformo entonces por mayoría de votos o puntaje gano el mejor de todos.
Pido disculpas de antemano por mis notables equivocaciones en cuanto a la redacción y a la falta de ortografía, creo que en eso usted si sabe, o eso creo.
Por otro lado he leído que es un amante de la lógica y la matemática un buen amigo de los números según usted, lo invito a que desarrolle el siguiente ejercicio con el que he desafiado a un selecto grupo en diferentes foros internacionales de ingenieros, estudiantes, aspirantes a magister, matemáticos, profesores, etc...Me gustaría ver como lo lleva a cabo, no la solución numérica que da un simple computador, si no los procedimientos y todos los pasos para llegar a dicha respuesta.
Integral(sin(x*x*x*x),x,73,97) es una sencilla integral definida de una sola variable, en este caso con respecto a x, no es una integral que tenga primitiva o anti derivada clásica, su solución se lleva a través de las llamadas funciones especiales, en este caso particular gamma incompleta de Euler, y la hípergeométrica de gauss, entre otras.
Estaré atento a su respuesta.
Att
Jefferson Alexander Vitola