LA CULTURA DEL MATONEO ESCOLAR
En Colombia la cultura del matoneo, del
bullying, de la intimidación y de la amenaza directa o indirecta, está
fuertemente afianzada en nuestro propio tejido social y desarraigarlo es
difícil, pero no imposible, si todos coadyuvamos en ello. El matoneo constituye
una forma “fácil” de librarse de alguien que piensa diferente de nosotros, o
que posiblemente se quede con nuestra chica o que sobresalga en el grupo por
sus habilidades sociales o por su brillantez, entre otras razones.
¿Y matonearlo está bien? ¿Anonadarlo en su
propio espacio, hasta con la agresión física y psicológica, está bien? desde
luego que no. Pero esto último no siempre se reconoce en nuestro débil y
claudicante sistema de justicia, tanto en instituciones educativas como en el
propio Estado…Si el victimario es hijo de alguien poderoso y con influencia (un
juez de la república, un fiscal regional, un abogado litigante reconocido,
etc.) se esgrimen entonces argumentos inauditos de exoneración y el matoneador
sale en limpio y se acalla la voz de la víctima, en una flagrante inversión de
la escala de valores. Todo nuestro sistema ético y normativo claudica entonces
ante el matoneador, quien sale muy orondo y sacando pecho. ¿Cómo se podría
evitar esto en el futuro? (En instituciones educativas privadas y de la Iglesia
Católica, he visto estos casos por decenas; ello no exime al sector oficial
donde son pan de cada día, aunque con distintos actores y elementos como el
pandillismo y la delincuencia organizada).
Los padres debemos entender que nuestros
hijos no son santos ángeles de inocencia y que deben ser formados en principios
éticos tanto sociales como del individuo, que construyan comunidad, no que
vayan en contra de ella. El bullying se
mandará al cuarto de los trebejos el día que todos los colombianos aceptemos y
entendamos que las leyes son para todos
y no admiten excepciones por razones de clase, influencia, linaje o estrato
socioeconómico. ¿Y cómo se logrará eso? Mediante la educación. Si todos empezamos
desde ahora quizás no lo veremos pero es posible que los hijos de nuestros
hijos sí. ¿Suena utópico? Puede ser pero si no comenzamos, jamás arrojará sus
frutos tan noble iniciativa, porque como dijera sabiamente el legislador
romano:
DURA
LEX SED LEX
(DURA ES LA LEY PERO ES LA LEY).
NABONAZAR COGOLLO AYALA
Mayo 4 de 2014
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