CERETÉ AYER, HOY Y MAÑANA
Por: Nabonazar Cogollo Ayala
La ciudad que yo dejé es solo un
recuerdo
Que palpita en mi sentir de hijo
marchado…
Es la sombra de un pretérito
mercado
Una calle, un viejo caño siempre
lerdo.
-I-
Fui
buscando fritangueras… ¡Hoy no
existen!
Esas
viejas entre el humo del caldero,
Que
fritando sus productos, con esmero,
Eran
trenza interracial que al sol embisten.
¡Oh
mujeres! Yo recuerdo sabrosuras
De
frisol, que de sus manos se escapaban…
Qué
decir de aquellos quibbes que
extasiaban
A
las almas con sabores de hermosuras.
Y
la reina entre frituras, imponente
No
era otra que la clásica empanada
Que
de huevo se miraba siempre hinchada
Adobada
con especias, dulcemente.
¡Ya
no existen estas viandas de otras eras!
En
su puesto está el hot dog y la hamburguesa…
El
vivir globalizante que atraviesa
A
la tierra con sus modas y quimeras.
Fui
buscando los sancochos de mi tierra
Bocachico
con sabor siempre sinuano…
El
sancocho de ganado o de marrano
O
el genial mote de queso que se aferra.
Los
hallé pero con gustos muy extraños
¡Esas
sopas que recuerdo en lontananza
Hoy
subsisten sin sabor y sin substancia!
¡Son
la sombra de esas sopas de otros años!
La
galleta de limón es un remedo
De
las viejas galleticas que compraba,
En
la tienda cuando niño me escapaba
En
mi afán de golosina de amplio ruedo.
Ni
la vieja arrancamuela que pelaba
Paladares
con su ríspida textura…
La
encontré. La nueva era no asegura
La
existencia de este dulce que gustaba.
Ya
ni el fresco es semejante al de otros tiempos
Es
aguado, poca fruta y mucho hielo…
La
existencia se debate en el deshielo
De
un ayer sin onerosos contratiempos.
-II-
¡Tierra
amada! ¡Cuántos cambios has sufrido!
Esa
lumbre de pretérita existencia
Ha
cedido bajo el paso de la ciencia
Que
a tu suelo, sus avances ha traído.
¡Cereté!
Mi tierra amada y generosa
La
ciudad de aquellos porros y cumbiambas…
Yo
te canto junto al Bugre, entre sus jambas,
Deleitando
el paladar con mango rosa.
Yo
te ofrezco mi sentir de un hijo amante
Que
aunque lejos lleva el alma de ti llena…
Que
palpita ante tu tierra siempre buena
¡Que
conserva tu pasado palpitante!
Cereté,
ciudad amada, yo defiendo
La
cultura de tus fieles tradiciones…
Esa
bella arquitectura que entre horcones
Levantaran
tus patricios, sin remiendo.
Bajo
el peso de un progreso mal planeado
Bellas
casas de elegante arquitectura…
Han
caído destruidas. Su figura
La
reemplaza un Cereté modernizado.
Esas
casas de perfil republicano,
Construidas
entre tablas y altos techos,
Destruidas
por la pica, ven maltrechos
Su
pasado hecho de un tiempo veterano.
¡Cuántos
hechos cobijaron esas casas!
Nueva
historia se tejió en sus aposentos…
Vino
un día el mandatario, en aspavientos,
¡Gobernó
de Cereté, con firmes trazas!
Un
hotel y un palacio y un mercado
Levantaron
sus frontones imponentes
¡Cereté
se remozaba ante las gentes
Que
miraban su progreso muy marcado!
Hospital
y hasta la fábrica de hielo
Que
surtía su producto en la comarca…
Le
trazaron a mi tierra nueva marca
De
progreso, delineando un nuevo cielo.
-III-
Los
muchachos de mi tierra se han perdido,
Parte
el alma ver la droga que ha medrado
Entre
ellos, con su daño calculado,
Que
ilusión y joven meta ha destruido.
Oigan
padres… Qué ha pasado con sus hijos
Que
absorbidos por los vicios asesinos
Se
les mira andar sin metas ni destinos,
Como
barco entre los males más prolijos.
Los
valores de familia están ausentes
El
respeto, honestidad y buen sentido…
Reemplazados
hoy se ven por lo vivido
En
la fiel actualidad, sin parar mientes.
Los
muchachos y muchachas son tesoros
Que
debemos educar con noble esmero.
En
las nítidas virtudes que un sendero
De
progreso les dé glorias y decoros.
Eduquemos
a los hijos con ejemplos
La
palabra sin el hecho es huera y vana…
Nuestros
hijos son la fuerza soberana
De
esta patria que construye vivos templos.
De
los hijos somos vivos formadores
Que
con juicio madurado en la experiencia,
Conducimos
a la gran luminiscencia
Del
respeto que vindica los valores.
Nuevos
cantos de sirena los atraen
A
los vicios con febril tecnología…
¡Ojo
padres! ¿Dónde están al medio día?
¿Se
alimentan? ¿Del saber se retrotraen?
Nuestros
chicos con valores ancestrales
De
respeto hacia sus padres, sus abuelos…
Formaremos
en procura de más cielos
De
grandeza que conquisten a raudales.
El
amor a Jesucristo enseñaremos
De
la patria colombiana, el patriotismo…
De
este suelo el vivo amor, el altruismo…
Y
a su nítida ciudad, conservaremos.
-IV-
La
ciudad que yo dejé es hoy otra cosa
Pero
pienso no es perdida la tarea
Si
educamos y si damos la pelea
Por
hacer la juventud más respetuosa.
Nuestras
bellas y fecundas tradiciones
Las
debemos defender con ardentía…
Por
la tierra que derrocha valentía
Cultivando
un nuevo ser con ilusiones.
La
llamada aldea global nos ha traído
Su
comida, sus industrias y edificios…
Si
educamos, no habrá tal que maleficios
Pueda
hacer en nuestros chicos bendecidos.
Oh
maestros, con orgullo y sabio tino
Siembren
diario las semillas de lo bueno,
En
los niños de ser límpido y sereno
Que
en las aulas son promesa del destino.
Padres
firmes, no sean laxos, permisivos
En
el nombre de un amor mal entendido…
Pongan
reglas con su límite extendido
Hasta
donde sea prudente el celo activo.
Que
sus hijos hoy se sientan orgullosos
De
su patria y del ayer del recio abuelo
Que
no venga el extranjero, en falso anhelo,
A
enseñar antivalores desastrosos.
Que
en la frente siempre clara del muchacho
Brille
altiva la verdad, como el lucero
De
la limpia honestidad que va al sendero
De
un vivir siempre correcto y sin empacho.
El
pasado no renace, es fenecido
Pero
aquellos, los valores sacrosantos
Nunca
mueren, sus principios son encantos
Que
construyen nuestro ser fortalecido.
¡Cereté,
mi Cereté, tu ser abraza
Al
mañana levantando tu alta frente…
Si
cambiaste ante la historia, sé
consciente
¡De
tu esencia, tus costumbres y tu raza!
Madrid (Cundinamarca), noviembre 4 de 2013