lunes, 4 de noviembre de 2013

CERETÉ AYER, HOY Y MAÑANA


CERETÉ AYER, HOY Y MAÑANA
Por: Nabonazar Cogollo Ayala

La ciudad que yo dejé es solo un recuerdo
Que palpita en mi sentir de hijo marchado…
Es la sombra de un pretérito mercado
Una calle, un viejo caño siempre lerdo.
-I-
Fui buscando fritangueras… ¡Hoy no existen!
Esas viejas entre el humo del caldero,
Que fritando sus productos, con esmero,
Eran trenza interracial que al sol embisten.

¡Oh mujeres! Yo recuerdo sabrosuras
De frisol, que de sus manos se escapaban…
Qué decir de aquellos quibbes que extasiaban
A las almas con sabores de hermosuras.

Y la reina entre frituras, imponente
No era otra que la clásica empanada
Que de huevo se miraba siempre hinchada
Adobada con especias, dulcemente.

¡Ya no existen estas viandas de otras eras!
En su puesto está el hot dog y la hamburguesa
El vivir globalizante que atraviesa
A la tierra con sus modas y quimeras.

Fui buscando los sancochos de mi tierra
Bocachico con sabor siempre sinuano…
El sancocho de ganado o de marrano
O el genial mote de queso que se aferra.

Los hallé pero con gustos muy extraños
¡Esas sopas que recuerdo en lontananza
Hoy subsisten sin sabor y sin substancia!
¡Son la sombra de esas sopas de otros años! 

La galleta de limón es un remedo
De las viejas galleticas que compraba,
En la tienda cuando niño me escapaba
En mi afán de golosina de amplio ruedo.

Ni la vieja arrancamuela que pelaba
Paladares con su ríspida textura…
La encontré. La nueva era no asegura
La existencia de este dulce que gustaba.

Ya ni el fresco es semejante al de otros tiempos
Es aguado, poca fruta y mucho hielo…
La existencia se debate  en el deshielo
De un ayer sin onerosos contratiempos.

-II-
¡Tierra amada! ¡Cuántos cambios has sufrido!
Esa lumbre de pretérita existencia
Ha cedido bajo el paso de la ciencia
Que a tu suelo, sus avances ha traído.

¡Cereté! Mi tierra amada y generosa
La ciudad de aquellos porros y cumbiambas…
Yo te canto junto al Bugre, entre sus jambas,
Deleitando el paladar con mango rosa.

Yo te ofrezco mi sentir de un hijo amante
Que aunque lejos lleva el alma de ti llena…
Que palpita ante tu tierra siempre buena
¡Que conserva tu pasado palpitante!

Cereté, ciudad amada, yo defiendo
La cultura de tus fieles tradiciones…
Esa bella arquitectura que entre horcones
Levantaran tus patricios, sin remiendo.

Bajo el peso de un progreso mal planeado
Bellas casas de elegante arquitectura…
Han caído destruidas. Su figura
La reemplaza un Cereté modernizado.

Esas casas de perfil republicano,
Construidas entre tablas y altos techos,
Destruidas por la pica, ven maltrechos
Su pasado hecho de un tiempo veterano.

¡Cuántos hechos cobijaron esas casas!
Nueva historia se tejió en sus aposentos…
Vino un día el mandatario, en aspavientos,
¡Gobernó de Cereté, con firmes trazas!

Un hotel y un palacio y un mercado
Levantaron sus frontones imponentes
¡Cereté se remozaba ante las gentes
Que miraban su progreso muy marcado!

Hospital y hasta la fábrica de hielo
Que surtía su producto en la comarca…
Le trazaron a mi tierra nueva marca
De progreso, delineando un nuevo cielo.


-III-
Los muchachos de mi tierra se han perdido,
Parte el alma ver la droga que ha medrado
Entre ellos, con su daño calculado,
Que ilusión y joven meta ha destruido.

Oigan padres… Qué ha pasado con sus hijos
Que absorbidos por los vicios asesinos
Se les mira andar sin metas ni destinos,
Como barco entre los males más prolijos.

Los valores de familia están ausentes
El respeto, honestidad y buen sentido…
Reemplazados hoy se ven por lo vivido
En la fiel actualidad, sin parar mientes.

Los muchachos y muchachas son tesoros
Que debemos educar con noble esmero.
En las nítidas virtudes que un sendero
De progreso les dé glorias y decoros.

Eduquemos a los hijos con ejemplos
La palabra sin el hecho es huera y vana…
Nuestros hijos son la fuerza soberana
De esta patria que construye vivos templos.

De los hijos somos vivos formadores
Que con juicio madurado en la experiencia,
Conducimos a la gran luminiscencia
Del respeto que vindica los valores.

Nuevos cantos de sirena los atraen
A los vicios con febril tecnología…
¡Ojo padres! ¿Dónde están al medio día?
¿Se alimentan? ¿Del saber se retrotraen?

Nuestros chicos con valores ancestrales
De respeto hacia sus padres, sus abuelos…
Formaremos en procura de más cielos
De grandeza que conquisten a raudales.

El amor a Jesucristo enseñaremos
De la patria colombiana, el patriotismo…
De este suelo el vivo amor, el altruismo…
Y a su nítida ciudad, conservaremos.


-IV-
La ciudad que yo dejé es hoy otra cosa
Pero pienso no es perdida la tarea
Si educamos y si damos la pelea
Por hacer la juventud más respetuosa.

Nuestras bellas y fecundas tradiciones
Las debemos defender con ardentía…
Por la tierra que derrocha valentía
Cultivando un nuevo ser con ilusiones.

La llamada aldea global nos ha traído
Su comida, sus industrias y edificios…
Si educamos, no habrá tal que maleficios
Pueda hacer en nuestros chicos bendecidos.

Oh maestros, con orgullo y sabio tino
Siembren diario las semillas de lo bueno,
En los niños de ser límpido y sereno
Que en las aulas son promesa del destino.

Padres firmes, no sean laxos, permisivos
En el nombre de un amor mal entendido…
Pongan reglas con su límite extendido
Hasta donde sea prudente el celo activo.

Que sus hijos hoy se sientan orgullosos
De su patria y del ayer del recio abuelo
Que no venga el extranjero, en falso anhelo,
A enseñar antivalores desastrosos.

Que en la frente siempre clara del muchacho
Brille altiva la verdad, como el lucero
De la limpia honestidad que va al sendero
De un vivir siempre correcto y sin empacho.

El pasado no renace, es fenecido
Pero aquellos, los valores sacrosantos
Nunca mueren, sus principios son encantos
Que construyen nuestro ser fortalecido.

¡Cereté, mi Cereté, tu ser abraza
Al mañana levantando tu alta frente…
Si cambiaste  ante la historia, sé consciente
¡De tu esencia, tus costumbres y tu raza!

                                                                                   Madrid (Cundinamarca), noviembre 4 de 2013





  

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