MARÍA VARILLA DEBE
SER EL HIMNO DE CÓRDOBA
Por: Nabonazar Cogollo Ayala
Para todos los cordobeses, sinuanos y sanjorginos, el
HIMNO DE CÓRDOBA debe ser el porro MARÍA VARILLA, obra folclórica popular a la
que se le ha soslayado esta dignidad desde los primeros años de creación del departamento
(18 de junio de 1952). El departamento del Huila tenía hasta hace unos lustros
atrás un himno marcial, que poco y nada se compadecía con su enorme legado
cultural y folclórico, por lo cual lo reemplazaron, sabiamente por demás, por
el pasillo ALMA DEL HUILA. Esto marcó en Colombia, desde entonces, la tendencia regional de adoptar obras
hímnicas acordes con el propio devenir folclórico, cultural y espiritual de los
pueblos que se los apropian. El himno Grandets- Dechamps es excluyente con el
San Jorge y las sabanas en su texto. Y es una obra que no ha logrado calar en
el sentir popular de las gentes cordobesas, a decir verdad.
Sinuanos y sanjorginos nos emocionamos y sentimos que el
espíritu se exalta de emoción, cuando en nuestra tierra y fuera de ella
resuenan las imponentes notas del porro MARÍA VARILLA, por derecho propio el
himno de todo cordobés de pura cepa. Cuando se encendió la llama del FUEGO
PATRIO en el estadio olímpico de la ciudad de Montería, en los pasados Juegos
Nacionales (2012), los acordes que solemnizaron ese emotivo momento fueron los
del porro MARÍA VARILLA, para emoción de propios y extraños, entre un abanico
iridiscente de fuegos artificiales. Cuando el boxeador monteriano Miguel Happy
Lora subió al cuadrilátero, en EEUU, a
disputar el título de los Welter Junior en 1985, resonó por los
altoparlantes el porro MARÍA VARILLA, con toda su majestuosidad y orgullo.
Cuando el orgulloso campeón arribó al aeropuerto de Los Garzones, con el fajín de campeón mundial de boxeo, fue recibido
triunfalmente con el porro MARÍA VARILLA.
Concederle a esa meritoria pieza folclórica musical, el carácter emblemático que le corresponde,
es hacerle justicia a su trayectoria, su innegable y formidable historia, a la
leyenda de aquella mítica bailadora de fandango y porro, que iba de fiesta en
fiesta, de pueblo en pueblo de nuestra geografía patria cordobesa, alegrando
con la cadencia majestuosa y señorial de su baile, la velada dancística en la
rueda del fandango. ¡Donde María Varilla bailaba su porro, era la propia tierra
cordobesa la que latía y palpitaba!
MARÍA VARILLA debe ser el himno de Córdoba, el símbolo
sonoro de los valles del Sinú y el San Jorge, del tramo costanero y la sabana
cordobesa; en donde no se le disputa esta dignidad emblemática. Lo debemos escuchar todos de pie, con el
rostro vuelto al sol y orgullosos de nuestros ancestros, con la mano puesta en
el pecho; como símbolo de autoafirmación y de identidad de una raza, de un
pueblo y de un modo propio de ser y sentir, que nos diferencia y afirma ante el
resto del mundo.
Diciembre 26 de 2013
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