martes, 17 de diciembre de 2013

UNA ANTIGUA LEYENDA ALEMANA (Cuento navideño)



UNA ANTIGUA LEYENDA ALEMANA
(Cuento navideño)
Por: Nabonazar Cogollo Ayala

En las sencillas aldeas de Alemania aún hoy en día los padres refieren a sus niños, reunidos alrededor del fuego de la chimenea, esta vieja historia sobre el origen del árbol navideño…

Hace muchísimos años en medio de uno de los tantos bosques del norte de Alemania, que en época navideña se ven plateados, cubiertos de nieve resplandeciente, vivía una pareja de campesinos que se debatían entre la más cruda pobreza. Cristianos fervientes, no dejaban de elevarle a Dios una sentida plegaria en demanda de socorro para remediar un poco lo difícil de su situación. En medio de privaciones y sufrimientos los sorprendió la Navidad. Dispuestos a no dejar al primero de los niños del universo sin un lugar especial en la humilde morada, los campesinos sacaron fuerzas de flaquezas y organizaron en el rincón más cálido de su vieja choza el pesebre del divino Niño de Belén. Valiéndose de ramas secas y cerámica rústica hicieron aquel pesebre como mejor pudieron. Aquella noche, cuando ya las lámparas de aceite se habían apagado, de repente alguien llamó a la puerta de la humilde casa. Era un niño encantador con rizos ensortijados y mirada dulce que les demandaba guarecerse del frío, en medio de aquella noche invernal que amenazaba con tormenta de nieve. Enternecidos por aquel pequeñuelo que parecía asustado y hambriento, Mary Anne –la campesina- se apresuró a envolverlo en el chal calientito con que ella se abrigaba, mientras su marido, Johann, miraba la escena y disponía rápidamente un lugar para acunar al pequeño.


Aquel hermoso niño alegró la navidad de la pareja que hasta entonces no había tenido hijos. Finalmente cuando llegó la noche del 24 de diciembre, hacia la media noche, el niño se les reveló en todo su esplendor, era un ángel del Señor que había venido a probar la inmensa fe de Mary Anne y Johann en medio de la adversidad. En virtud de un poder sobrenatural la mesa desde aquella noche y para siempre se llenó con manjares deliciosos y abundantes monedas de oro aparecieron esparcidas en los rincones de la pobre vivienda, mientras un celestial aroma y una especial luminiscencia todo lo invadían. El ángel antes de marcharse y convertirse en una estrella azul en el cielo, les obsequió una esplendorosa rama de verde pino, dándole a la pareja la misión de sembrarla para poder contemplar cómo cada 24 de diciembre aquel maravilloso árbol daría los más dulces y relucientes frutos, como muestra perenne de abundancia y bendiciones en aquel hogar cristiano. Y fue así como cada año Mary Anne y Johann, hasta su vejez, se reunían con sus numerosos hijos alrededor de aquel árbol de navidad que mágicamente ofrecía al filo de la nochebuena frutos celestiales como la mejor de las ofrendas al Salvador del mundo. De ahí que en cada hogar cristiano la noche del 24 de diciembre se adorne un árbol en señal de agradecimiento filial al Padre de los cielos, quien nunca abandona a sus hijos en la tierra.


Esta hermosa leyenda se ha esparcido a lo largo y ancho de Europa y de los países occidentales, con la misión de explicar un poco el significado del árbol de navidad en el marco de las más tradicionales y antiguas celebraciones del mundo, al culminar de cada año.
Madrid (Cundinamarca)
Diciembre de 2005
                                                                                           Colombia                     

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