viernes, 18 de abril de 2014

GABRIEL JOSÉ DE LA CONCORDIA GARCÍA MÁRQUEZ (In memoriam)


GABRIEL JOSÉ DE LA CONCORDIA GARCÍA MÁRQUEZ
(q.e.p.d.)
Te fuiste pero desentrañaste de nuestra realidad inmediata todos aquellos valores y vivencias que, pese a tenerlos ante nuestros ojos, no veíamos o no queríamos ver, en nuestra obcecación tropical. Nos hablaste de nuestros pueblos, aldeas y ciudades a través de Macondo, esa aldea genérica, fundada cerca de un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos; ese villorrio hecho ciudad a la fuerza por la intromisión extranjera de la United Fruit Company… ¡El extranjero llega, nos explota y nos niega y nosotros hacemos fiesta de ello como si de nosotros no se tratara! Ingenuos como niños y con la inocencia propia heredada de aquellos primitivos aborígenes Taínos a los que Colón empezó a depredar en octubre de 1492 y quienes llamaban a los europeos, castamente en su bella lengua indoamericana… “Los hombres del cielo”… Nos hablaste de nuestros viejos inéditos, abuelas y abuelos olvidados, curtidos con las cicatrices de nuestras múltiples guerras a los que hasta la oficina de correos ya no querían atender, porque nadie nunca se acordó de ellos, amén de ellos mismos y de esa memoria que se resistía  a ser condenada al cuarto de los trebejos viejos. Nos hablaste de las añejas creencias locales que dan fe a subterfugios y supersticiones, como que los sueños y presentimientos de viejos se cumplen o como el valor desmedido que aún le daban, en alejadas aldeas latinoamericanas, a la clásica manchita escarlata en la sábana que arropó el tálamo nupcial de los recién casados… Nos trajiste las infidencias del amor en los tiempos del cólera, en fin… Gabo, fuiste y serás único. Abriste una brecha en la decodificación de nuestra realidad como nadie antes lo hiciera. Nuestra misión será convertir esa trocha inicial, en toda una autopista autoafirmante y constitutora de nuestra realidad, sin el discurso alienante y enajenante del extranjero que quiere negarnos en nuestra propia tierra. Tú, Gabo, fuiste la tribuna y el púlpito desde los cuales el foráneo fue y seguirá siendo ferozmente vapuleado por la fuerza latinoamericana.
A  la manera de Remedios la bella ascendiste a los cielos, un cielo en el cual poco y nada creíste, pero que de seguro te habrá acogido en su seno.

Un abrazo y un saludo, que no de despedida, de quien mucho te apreció y admiró en vida.

NABONAZAR COGOLLO AYALA
Abril 18 de 2014
(El viernes santo)


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