miércoles, 6 de marzo de 2013

DIALÉCTICA DE LA DOMINACIÓN




La esencia de toda forma de dominación es la negación radical del otro, su no reconocimiento en términos de igualdad consigo mismo, su soslayamiento y consecuente anonadamiento. Las naciones del autodenominado primer mundo se han paseado por el planeta en diferentes momentos de la historia, con una actitud soberbia de señorío y supeditación, que ha intimidado y depredado a más de una nación empobrecida en África, Asia y América latina.  ¿Quiénes son ustedes? –Nos han dicho- Poco menos que nada, pseudo-seres nacidos en la periferia de la existencia, cuyo eje neurálgico serían los grandes centros de poder euro-atlánticos – Ha sido el vejamen fáctico de su respuesta. Imposible que los latinoamericanos olvidemos la inveterada Doctrina Monroe¡América para los americanos! Que en la práctica se tradujo en ¡América para USA! Resultados nefastos de ella: el desmembramiento del mapa de Colombia en 1903, la anexión de las islas Hawái a la unión americana, las invasiones norteamericanas a República Dominicana, a Haití, a Nicaragua, etc. A finales del siglo XIX. Y la anexión de Puerto Rico –ahora en calidad de Estado Libre Asociado-, del archipiélago de las Filipinas y la fatídica Enmienda Platt, en la Constitución cubana, para mencionar solamente algunos ejemplos que la historia no olvida.
Las grandes potencias industriales del planeta tierra han depredado de manera grave e irreversible los recursos renovables y no renovables del amado planeta azul: la capa de ozono es la mejor prueba de ello, junto a las fuentes hídricas y a las minas de hidrocarburos, entre otros. Y la soberbia de los  grandes eco-destructores planetarios, no reconoce límites.  Ahora se han autorrogado el derecho de proteger la cuenca amazónica, porque la misma correría peligro en manos de esos gobernáculos tercermundistas que a su modo de ver, son per se,  las naciones sudamericanas.  Los grandes causantes del mal se autocalifican como los administradores más expeditos de esa sacrosanta isla de biodiversidad y de oxígeno que la rapacidad tecnocrática euro-atlántica ha dejado a su paso, en la inatajable cabalgata eco destructora que su progresismo irracional ha arrostrado consigo. 

En ello se han visto y se siguen viendo señalamientos cruzados: París, Londres, Washington, Ottawa, Tokio, Moscú, Berlín y Roma han señalado a Brasil, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia y Colombia, de ser gobiernos irresponsables en cuyas manos la Amazonía avanzaría hacia la desaparición más segura, debido a lo endeble de las instituciones democráticas de esos países, incapaces de asegurar la preservación del Pulmón del Mundo.  

 Y las propuestas para echarle mano a la Amazonía han ido de lo pintoresco a lo inaceptable. Desde disminuir o suprimir deuda externa a cambio de territorio amazónico, hasta la expropiación definitiva de dicho territorio, con el velado apoyo de una eventual incursión armada apoyada o bien por los Cascos Azules de la ONU o bien por los soldados mercenarios de la OTAN. De otra parte, las naciones amazónicas han exigido a las del llamado primer mundo, que en vista que sus gobiernos son los causantes directos del preocupante deterioro medioambiental del planeta azul, justo es que asuman plenamente los costos de reparación a que haya lugar, como por ejemplo el costosísimo procedimiento de inyección de fluido ozónico en la estratosfera con el fin de restablecer los niveles necesarios para la reflexión de la radiación solar al espacio cósmico; propuesta esta que Francia y Alemania e Inglaterra juzgaron inaceptable, en la Cumbre Mundial de la Tierra de Rio de Janeiro, en 1992. Y que volvió a surgir, con variados tintes, en la pasada Cumbre de Río del 19 de junio de 2012, con amargos enfrentamientos mutuos que condujeron solo a recriminaciones.
La semana pasada el gobierno de Washington dejó entrever al del Brasilia la posibilidad de la expropiación por vía coercitiva, de la cuenca amazónica brasileña, lo que causó la indignación del gobierno brasiliense y fuertes pronunciamientos diplomáticos.  

Tornemos ahora al principio: La lógica de la dominación minusvalora, soslaya, pordebajea y hace a un lado… ¿Qué son, en dicha óptica, las naciones latinoamericanas?  Pseudo repúblicas, consideradas por las del llamado primer mundo como apenas un recurso, susceptible de ser tomado gracias a la no olvidada doctrina del destino manifiesto, malhadado entuerto del pensamiento humano que se empecina en no morir.
América Latina es ella misma, independientemente de lo que John Bull, el gallo francés o el Tío Sam piensen de nosotros. Y lo será más cuando deje de idolatrar al extranjero, que la niega y ridiculiza, y la instrumentaliza para sus propios y mezquinos fines. Como dijo alguna vez José Vasconcelos, el filósofo mexicano: Por nuestra raza hablará el espíritu. 

Nabonazar Cogollo Ayala
Madrid (Cundinamarca)
Marzo 6 de 2013

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