Por: Nabonazar Cogollo Ayala
(Filósofo y escritor colombiano)
Y el presunto amigo llegó y me dijo…
-¡Necesito 1000 dólares ya! Consíguemelos… ¿No que eres
mi amigo?
-¡Ah claro! Pero la amistad que impone se hace odiosa y deviene
en tiránica… Si te los consigo- cosa que no sé cómo sería de un momento para el
otro –tu idea de una amistad exigente e impositiva se afianzaría. ¡Y eso
ciertamente no estaría bien! Si no te
los consigo -que quizás es lo más probable-; te marcharás iracundo vociferando y
dirás que nunca fui tu amigo y que ello quedó claramente demostrado. Te habré
perdido como amigo; pero… ¿Ciertamente lo eras?
-¡Filosofía barata! ¿Me los vas a conseguir, sí o no?
- ¡Pregúntale a tu conciencia, pseudo amigo! Porque por
mi parte te diré que te marches por donde viniste… ¡La amistad verdadera no
exige y mucho menos en tono autoritario y con grandes aspavientos! La genuina amistad
surge espontáneamente del alma y se da. Bien se la recibe y bien se la devuelve, con la misma moneda
del aprecio y el cariño… ¡Nunca con la torpe moneda material en la que entran,
a modo de aleación de baja denominación, el cobre, el estaño y el antimonio! Valga
decir: ¡el interés, la codicia y la exigencia egoísta! ¡Que el Dios de la vida
te lleve por buen camino y te enseñe, algún día, la esencia verdadera y el oro
resplandeciente de lo que es la amistad!
-¡Filosofastro!
-¡Amigastro!
Madrid
(Cundinamarca), marzo 30 de 2013
(Colombia)
No hay comentarios:
Publicar un comentario