LOS DOS AMIGOS EN LA MISMA FIESTA
(Cuento motivacional)
Por: Nabonazar Cogollo Ayala
Juan
Pablo y Camilo Ernesto eran dos amigos, compañeros inseparables de travesuras,
trabajos de la escuela y andanzas juveniles. En cierta oportunidad los
invitaron a la misma fiesta. Estaban juntos estudiando en una mesa de la
universidad cuando los vinieron a invitar. Juan Pablo respondió de manera
entusiasta que claro, que contaran con él, que él por nada del mundo se
perdería esa fiesta… ¡Él iba! Por el contrario Camilo Ernesto –que en ese
preciso momento estaba un poco contrariado porque le habían informado de una
mala nota en un parcial de una asignatura-, lo dudó unos momentos, titubeó pero
al ver la motivación y alegría de su amigo, dijo que bueno, que él también iba.
Llegó
el gran día de la fiesta, los dos amigos se pusieron sus mejores galas y se
encontraron a las puertas de la casa de la quinceañera y juntos entraron. Juan
Pablo irradiaba alegría, aunque en esa fiesta no conocía casi a nadie, eso no
fue obstáculo… ¡Hizo amigos nuevos! Se mostró como un chico encantador,
sonriente y amigable con todos. No tenía novia y hasta novia consiguió esa
noche y por ser tan popular, le dieron comida dos veces y del mejor vino muchas
veces también. En cambio Camilo Ernesto, que seguía contrariado, llegó a la
fiesta con caras largas y gesto aburrido… Lo presentaron con todos los
asistentes, pero daba la mano de forma
distraída y haciendo mohín de disgusto en la cara. Luego se limitó a sentarse en una esquina del salón de baile,
no bailó toda la noche, tampoco quiso comer nada, ni siquiera un pasabocas y se
la pasó hablando por su teléfono celular todo el rato. De verlo en esa actitud
tan de pocos amigos ni comida le dieron al momento de repartir la cena, cercana
la media noche. Y fue el primero que se fue de la fiesta casi sin despedirse…
Al
lunes siguiente en la universidad hubo muchos comentarios sobre la fiesta de
quince años de María Luisa, la hermanita menor de la compañera Alejandra. Le
preguntaron a Juan Pablo cómo había estado esa fiesta, él respondió con la
misma alegría y optimismo que lo caracterizaba:
-¡Genial!
La música fue de lo mejor, muy bien seleccionada y al gusto de todos; las
personas que fueron me parecieron gente maravillosa, la comida fue exquisita y
generosamente servida y el rato estuvo lo más de entretenido… ¡Hice muchos
amigos nuevos y hasta conseguí novia, una chica maravillosa!
En
cambio le preguntaron a Camilo Ernesto y este respondió con actitud agria y un
tanto resentida:
-¡Esa
fiesta fue terrible, todo un asco de fiesta! Esas personas que asistieron me
parecieron muy mal educadas porque ni comida me dieron, tampoco me ofrecieron
siquiera un vino y la música fue de lo peor, solo les gustaba a ellos y nunca
consultaron qué quería escuchar, por eso no bailé... ¡Yo no veía la hora de
largarme de ese lugar!
¿Cuál
de los dos amigos tenía la razón?
Cada
uno a su manera y desde su propia vivencia la tenía, veamos:
La
misma fiesta, la misma casa, las mismas personas, la misma música y la misma
comida y vino… Lo que cambió y marcó radicalmente la diferencia fue la actitud
de los dos muchachos.
Juan
Pablo decidió que la iba a pasar muy bien, que se la iba a llevar bien con
todos y que iba a dar lo mejor de sí mismo como persona y como invitado, por
eso cosechó los mejores resultados. En
cambio Camilo Ernesto desde el principio decidió inconscientemente que la iba a
pasar aburrido y aburrido se mostró con todos. Marcó distancia en el trato con
las personas y se mostró frío y apático, por eso recibió un trato distante y
acorde con esa actitud hermética.
La
felicidad es una decisión en la vida. Si decidimos que la vamos a pasar bien en
cada momento de nuestra existencia, bien la pasaremos aunque haya dificultades
que superar y problemas por resolver, pero con una buena actitud las cosas
serán mejores.
Si
por el contrario, nos predisponemos a que nos vaya mal y decidimos
inconscientemente
que
la vamos a pasar mal, mal la pasaremos en nuestra existencia. En la fiesta de
la vida nos irá bien o mal dependiendo, en buena medida, de la actitud con que
la asumamos y con que asistamos a ella en cada momento. La felicidad o la
tristeza están en nosotros, somos nosotros en últimas los que decidimos cómo
estaremos en nuestro diario vivir y así mismo cosecharemos resultados.
Madrid
(Cundinamarca), octubre 13 de 2014