lunes, 27 de octubre de 2014

LOS DOS AMIGOS EN LA MISMA FIESTA (Cuento motivacional) Por: Nabonazar Cogollo Ayala


LOS DOS AMIGOS EN LA MISMA FIESTA
(Cuento motivacional)
Por: Nabonazar Cogollo Ayala

Juan Pablo y Camilo Ernesto eran dos amigos, compañeros inseparables de travesuras, trabajos de la escuela y andanzas juveniles. En cierta oportunidad los invitaron a la misma fiesta. Estaban juntos estudiando en una mesa de la universidad cuando los vinieron a invitar. Juan Pablo respondió de manera entusiasta que claro, que contaran con él, que él por nada del mundo se perdería esa fiesta… ¡Él iba! Por el contrario Camilo Ernesto –que en ese preciso momento estaba un poco contrariado porque le habían informado de una mala nota en un parcial de una asignatura-, lo dudó unos momentos, titubeó pero al ver la motivación y alegría de su amigo, dijo que bueno, que él también iba.

Llegó el gran día de la fiesta, los dos amigos se pusieron sus mejores galas y se encontraron a las puertas de la casa de la quinceañera y juntos entraron. Juan Pablo irradiaba alegría, aunque en esa fiesta no conocía casi a nadie, eso no fue obstáculo… ¡Hizo amigos nuevos! Se mostró como un chico encantador, sonriente y amigable con todos. No tenía novia y hasta novia consiguió esa noche y por ser tan popular, le dieron comida dos veces y del mejor vino muchas veces también. En cambio Camilo Ernesto, que seguía contrariado, llegó a la fiesta con caras largas y gesto aburrido… Lo presentaron con todos los asistentes, pero daba la  mano de forma distraída y haciendo mohín de disgusto en la cara. Luego se limitó  a sentarse en una esquina del salón de baile, no bailó toda la noche, tampoco quiso comer nada, ni siquiera un pasabocas y se la pasó hablando por su teléfono celular todo el rato. De verlo en esa actitud tan de pocos amigos ni comida le dieron al momento de repartir la cena, cercana la media noche. Y fue el primero que se fue de la fiesta casi sin despedirse…

Al lunes siguiente en la universidad hubo muchos comentarios sobre la fiesta de quince años de María Luisa, la hermanita menor de la compañera Alejandra. Le preguntaron a Juan Pablo cómo había estado esa fiesta, él respondió con la misma alegría y optimismo que lo caracterizaba:

-¡Genial! La música fue de lo mejor, muy bien seleccionada y al gusto de todos; las personas que fueron me parecieron gente maravillosa, la comida fue exquisita y generosamente servida y el rato estuvo lo más de entretenido… ¡Hice muchos amigos nuevos y hasta conseguí novia, una chica maravillosa!

En cambio le preguntaron a Camilo Ernesto y este respondió con actitud agria y un tanto resentida:

-¡Esa fiesta fue terrible, todo un asco de fiesta! Esas personas que asistieron me parecieron muy mal educadas porque ni comida me dieron, tampoco me ofrecieron siquiera un vino y la música fue de lo peor, solo les gustaba a ellos y nunca consultaron qué quería escuchar, por eso no bailé... ¡Yo no veía la hora de largarme de ese lugar!

¿Cuál de los dos amigos tenía la razón?
Cada uno a su manera y desde su propia vivencia la tenía, veamos:

La misma fiesta, la misma casa, las mismas personas, la misma música y la misma comida y vino… Lo que cambió y marcó radicalmente la diferencia fue la actitud de los dos muchachos.
Juan Pablo decidió que la iba a pasar muy bien, que se la iba a llevar bien con todos y que iba a dar lo mejor de sí mismo como persona y como invitado, por eso cosechó los mejores resultados.  En cambio Camilo Ernesto desde el principio decidió inconscientemente que la iba a pasar aburrido y aburrido se mostró con todos. Marcó distancia en el trato con las personas y se mostró frío y apático, por eso recibió un trato distante y acorde con esa actitud hermética.

La felicidad es una decisión en la vida. Si decidimos que la vamos a pasar bien en cada momento de nuestra existencia, bien la pasaremos aunque haya dificultades que superar y problemas por resolver, pero con una buena actitud las cosas serán mejores.
Si por el contrario, nos predisponemos a que nos vaya mal y decidimos inconscientemente
que la vamos a pasar mal, mal la pasaremos en nuestra existencia. En la fiesta de la vida nos irá bien o mal dependiendo, en buena medida, de la actitud con que la asumamos y con que asistamos a ella en cada momento. La felicidad o la tristeza están en nosotros, somos nosotros en últimas los que decidimos cómo estaremos en nuestro diario vivir y así mismo cosecharemos resultados.

Madrid (Cundinamarca), octubre 13 de 2014

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