Noticia histórica: En 2006 fui nombrado director, junto con la compañera
Ruby Constanza Lara, del Proyecto de
Filosofía para Niños y Jóvenes del Instituto
Superior Cooperativo, entidad de educación media en la capital colombiana.
Esta fábula la escribí para los chicos de los grados 4° y 5°. Ruby le sacó el
máximo de provecho filosófico a este encantador poema con sus alumnos. Yo
espero sea del agrado de los amables lectores.
Pepe Sapo se puso juicioso
A leer con amena fruición.
Cuanto libro llegó hasta sus manos,
Ciencias varias donde el ser humano
Del misterio daba explicación.
Y entre todos en la biblioteca
Que le diera saber en alud.
Se encontró con un libro soberbio,
Grueso, grande, fecundo y muy serio
De un filósofo grande en virtud.
Y embebido en sus páginas vuela
Del sapito la imaginación.
¡Yo! –se dice- seré siempre sabio
Y la gente oirá de mis labios
El saber de mi gran corazón.
Yo daré la infalible doctrina
A este mundo insensato y falaz.
Mi intelecto con luces eternas
Matará de los seres las penas
Y dará con orgullo la paz.
¡Yo seré más sabihondo que Hegel,
O que Kant, hasta el griego Platón!
¡Seré luz de la
gente sapuna
Y a mi mente otra mente ninguna
Retará con soberbia opinión!
Más en estas lo escucha otro sapo
Tío Martín, consumido en vejez.
Que ha reunido el saber esplendente
De la vida pasada y presente
Con modestia, sin necia altivez.
Y escuchando con tacto el discurso
Se acomoda las gafas y ve.
Quien es ese que habla insensato
Y se ensalza a sí mismo a lo alto
Más allá del terral canapé.
Qué son esas tus voces, pequeño
-Va y le dice modesto el señor-
¿Quieres ser tú más sabio que el sabio
De los sapos, sin mengua o resabio?
¿Ser lumbrera, entre sapos mejor?
Yo te aplaudo y qué bueno que quieras
Entre todos ser luz sideral.
Más no olvides no ser petulante,
No hubo sabio en la ciencia o talante
Que aplaudiera su propio caudal.
El saber no pretende el aplauso,
Ni lisonjas, mundano laurel.
Su ansiedad es hallar las verdades
Desprendidas de las vanidades
De este mundo que a veces es cruel.
Si tú buscas ser más que los otros
Sobre el libro de honroso saber.
Temo amigo que erraste tu rumbo
Pues tú quieres lisonjas del mundo
No la pura verdad en el ser.
Deja el libro, no manches sus hojas
Con tu pobre e infeliz vanidad.
Busca fama en otras latitudes,
En el circo o en el baile… ¡No dudes!
No es tu meta la hermosa verdad.
Ante este inmortal raciocinio
Que da vuelta a su pobre intención.
Pepe Sapo se pone muy triste
Deja el libro. Su fe no consiste
Francamente en la sabia misión.
No te aflijas –le dice el buen
tío-
Que no halles la senda a seguir.
No es motivo de llanto angustiado…
Pues sabrás que tú eres llamado
En aquello que orienta el vivir…
¿Y qué es? No lo sé, tú lo sabes
Sigue pronto tu fiel corazón.
Él, constante, con fe en tus destrezas
Llevará tu virtud, sin flaquezas
Donde nazca la aguda intuición.
Nunca hagas tú daño al hermano
Con la luz que en tu ser brillará.
Haz el bien con el rico talento,
Que el Señor de los cielos, atento
Te legó con la voz ¡triunfarás!
Nabonazar Cogollo Ayala
Madrid (Cundinamarca),
Colombia
Enero 7 de 2006