Los
dioses más importantes de la Grecia clásica vivían en la cima del monte Olimpo
y formaban parte de la corte celestial de Zeus[1].
Ellos eran: Hera[2], diosa del matrimonio,
reina y esposa de Zeus. Hefaistos o Hefestos[3]
(herrero de los dioses, hijo de Zeus y Hera). Este era cojo, feo y muy
malgeniado. La belleza estaba en todo lo que él fabricaba. Él creó con maestría
sin igual a la primera mujer humana, Pandora[4],
la cual la hizo en principio de arcilla y luego la llevó ante Zeus quien en
persona sopló en su frente el polvo de la vida para que la estatua se
convirtiera en una mujer de carne y hueso.
LA EXTREMA CURIOSIDAD DE PANDORA LA LLEVA A MIRAR EL INTERIOR DE LA CAJA PROHIBIDA QUE ZEUS LE HABÍA OBSEQUIADO... |
Esposa de Hefestos era la bellísima Afrodita[5],
diosa de la belleza y el amor. Zeus había lanzado una maldición sobre Afrodita
por su vanidad y soberbia. La condenó a casarse con el más feo de los
inmortales dioses. ¡No es gratuito que la belleza más sublime vaya de la mano
con la fealdad! Otro de los dioses olímpicos era Ares[6],
hijo de Zeus y Hera; este era el dios de la guerra. Palas Atenea[7],
diosa de las artes, la guerra, la ciencia y el conocimiento. Esta diosa había
nacido ya adulta y vestida como guerrera, de la cabeza de Zeus.
PALAS ATENEA, DIOSA DE LAS ARTES, LA GUERRA Y EL CONOCIMIENTO
Cuando Zeus
acababa de derrotar a los titanes y los había atado con las más duras y
poderosas cadenas en el fondo del hueco del Tártaro, debido a su redomada
maldad. Los protodioses[8]abuelos,
Urano y Gea, le advirtieron a Zeus que él después de todo no era tan poderoso y
que aunque hubiera amarrado por siempre a los 12 titanes –que lo podían
derrocar-, aún quedaba una diosa suelta que era mucho más poderosa que él y sin
la cual no podría gobernar el cosmos entero. Se trataba de Metis, diosa del
pensamiento.
ZEUS EN EL CENTRO Y BAJO SU SILLA ACURRUCADA SE MIRA A METIS
LA DIOSA DEL PENSAMIENTO. DE LA CABEZA DE ZEUS NACE ATENEA...
Zeus desesperado la buscó por cielo, tierra y mar, hasta que la
encontró. Metis estaba embarazada y Zeus, sin dudarlo un momento, se la devoró
con todo y bebé. ¡Es decir, la luz se unió con el pensamiento! ¿Notan el
profundo simbolismo que hay ahí? Metis no murió –no podía morir porque era
inmortal por ser una diosa-. Metis se fusionó en un solo ser con la divinidad
existencial de Zeus. Pero este último quedó embarazado porque Metis antes de
unirse con él ya lo estaba. A Zeus se le abultó considerablemente, no el
vientre sino la cabeza… Desesperado por el dolor Zeus corría de un lado al otro
de los espaciosos pasillos y corredores del Olimpo. Hizo llamar al herrero de los dioses.
Hefestos armado con un tremendo martillo y un enorme cincel le abrió la cabeza
a Zeus por orden de este. Y… ¡Oh sorpresa! de la cabeza del rey de los dioses
nació una diosa adulta, vestida y armada como guerrera.
TEMPLO DEDICADO A LA DIOSA PALAS ATENEA
Él la llamó Palas Atenea, la diosa de las artes, la
guerra, la ciencia y el conocimiento. Por eso los antiguos griegos consideraban
que los padres de Palas Atenea –“la diosa
de los ojos de lechuza”, como la llamaba Homero-, eran Zeus y Metis, es
decir, la luz y el pensamiento, que al unirse dieron como resultado la ciencia,
las artes, la guerra (por la estrategia militar) y el conocimiento en todas sus
manifestaciones (matemáticas, geometría, música, filosofía, poesía, gimnasia,
etc.). Por esa razón Palas Atenea tenía como misión especial del Olimpo cumplir
con la voluntad de su padre Zeus, cualquiera que esta fuera.
EL DIOS ZEUS (JÚPITER EN ROMA) REUNIDO
CON ALGUNAS DIVINIDADES OLÍMPICAS...
Palas era una de
las diosas preferidas de Zeus, “el dios
que amontona las nubes” como lo llamaba también Homero en La Ilíada. Los otros dos dioses de la
trilogía[9]
de los más fuertes, no formaban parte de la corte celestial de Zeus, porque
cada uno de ellos tenía su propio palacio, así: Poseidón[10],
quien se había casado con Anfitrite, una de las diosas del fondo del océano,
vivía con ella y sus numerosos hijos en un soberbio palacio de coral en el
lecho marino. Sus hijos eran los tritones,
seres divinos con torso y rostro humano y cola de pez en lugar de piernas. Y
las nereidas, mujeres con cola de pez, a las que la posteridad ha llamado con
el apelativo de sirenas. El tercero
entre los más poderosos era Hades[11],
señor del inframundo[12].
HADES, (PLUTÓN EN ROMA) DIOS DEL INFRAMUNDO Y HERMANO DE ZEUS
Él reinaba en las profundidades de la tierra, donde tenía su cavernoso y oscuro
palacio que olía a carne putrefacta y al cual se llegaba por un largo y
estrecho túnel. El ser humano que entrara al inframundo –así fuera por error-,
no podía volver a salir de él porque sus leyes eran muy estrictas. Para salir
necesitaba un permiso especial de Hades, el cual nunca incumplía las reglas del
inframundo. ¡Ni el propio Zeus podía
dejar de cumplirlas! También se contaban entre los dioses olímpicos el semidiós
Hércules (odiado por su rencorosa madrastra Hera). Hércules era odiado por Hera
por ser fruto de una de las tantas uniones extramatrimoniales del mujeriego
Zeus.
HERA, (JUNO EN ROMA), DIOSA DEL MATRIMONIO Y LA FECUNDIDAD
HERMANA Y ESPOSA DE ZEUS
Hércules enloquecido por un malvado hechizo de su madrastra asesinó a su
primera esposa y a sus tres hijos. Esto horrorizó a los dioses del Olimpo,
quienes ignoraban quién había sido la real instigadora de tal exabrupto.
Hércules fue condenado por la corte de los dioses del Olimpo a cumplir con 12
trabajos de terribilísima dificultad, para purgar su enorme pecado. Muy
obediente y diligentemente el semidiós cumplió con la pena. Algunos de esos
trabajos fueron: limpiar los establos del rey Augías, que hacía 40 años no se
limpiaban, capturar vivas las yeguas comedoras de carne humana del rey
Diomedes, arrebatarle a Hipólita –la reina de las amazonas-, su cinturón
mágico, capturar vivo al Cancerbero (el terrible perro negro de tres cabezas
que custodiaba la entrada al inframundo, reino de Hades). La saliva de este
monstruo era venenosa y sus gotas se convertían en gigantescos y ponzoñosos
alacranes. Capturar vivo al toro con pelambre de plata de la isla de Creta etc.
POSEIDÓN (NEPTUNO EN ROMA), DIOS DE LOS MARES Y OCEÁNOS
HERMANO DE ZEUS
Uno a uno el semidiós cumplió exitosamente con estos terribles encargos. Cuando
llegó al último los dioses conmovidos lo perdonaron y le garantizaron que en lo
sucesivo viviría sin ser molestado por ningún otro de los inmortales. Cuando
Hércules murió, los dioses del Olimpo se reunieron una vez más y en asamblea
decidieron otorgarle a Hércules la inmortalidad y el estatus de dios del
Olimpo. Hércules fue revivido y desde entonces fue el dios de la fuerza física,
la estrategia y la valentía ante los trabajos de imposible realización. ¡Su
rencorosa madrastra tuvo finalmente que aceptarlo como uno de sus iguales en la
corte dorada del Olimpo!
HÉRCULES EN FEROZ COMBATE CONTRA LA HIDRA DE LERNA
LAS COLUMNAS DEL FIN DEL MUNDO, MISMAS QUE APARECEN EN EL ESCUDO
NACIONAL DE ESPAÑA EN EL ESTRECHO DE GIBRALTAR
Y SALIVA VENENOSA QUE CUSTODIABA LA ENTRADA AL INFRAMUNDO
DIOSA AFRODITA (VENUS PARA LOS ROMANOS)
DEIDAD DE LA BELLEZA Y EL AMOR
El
Yopal (Casanare), agosto 28 de 2012
[1]Llamado Júpiter
por los antiguos romanos quienes también lo veneraron en su religión, calcada
en buena medida sobre la de los griegos. A él está dedicado el cuarto día de la
semana: Jove díe= Jueves = “Día del dios
Júpiter”.
[2]Los romanos la veneraron con el nombre de Juno.
[3]Llamado Vulcano
por los romanos. De ahí deriva la palabra “Volcán”.
[4]Pandora=
“La que tiene todos los dones”,
en lengua griega antigua.
[5]Llamada Venus por los romanos. A ella está
dedicado el quinto día de la semana, el viernes (Veneris die= Día de la diosa venus).
[6]Llamado Marte
por los romanos. A él está dedicado el segundo día de la semana.
[7]Llamada por los romanos: Minerva.
[8]Proto=
Primero. Protodioses=“Los primeros entre todos los dioses”.
[9]Trilogía=
Grupo o conjunto de tres entidades.
[10]Llamado Neptuno
por los romanos posteriores, quienes lo adoptaron y veneraron también.
[11]Llamado Saturno
por la religión de los romanos.
[12]Infra=
Por debajo de/ Inframundo= Mundo de las profundidades.
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