miércoles, 1 de mayo de 2013

MAESTROS Y PADRES: ¿EDUCAMOS CON RESPONSABILIDAD PARA LA RESPONSABILIDAD? (Artículo pedagógico)



Educar y formar niños y jóvenes, responsablemente  para la responsabilidad, en una época en que la macro tendencia general es la irresponsabilidad, la vida relajada sin mayores compromisos (cultura light) y el facilismo en suma, es una tarea ciertamente difícil. Más de un padre de familia alcahueta se siente herido cuando a su hijo o hija se le pone una mala nota, luego que pretendiera que le recibieran un trabajo, que debía entregar en cierta fecha y que por razones no contempladas en el Manual de Convivencia, no entregó. Por ejemplo… “Se me olvidó por completo…”, “Yo sí lo hice, fue que se me quedó…”; “Era que tenía que entregar trabajos urgentes de otras asignaturas…”, etc.  Ante semejante desacierto de  excusa, el maestro le hizo una reflexión a su alumno sobre el valor de la responsabilidad (traducido en este caso concreto en la puntualidad y el cumplimiento) y optó por decirle… “Hijo, lo lamento pero había una fecha fija para entregar ese trabajo. Lo que planteas no es una excusa válida para el colegio. Recuerda que éstas siempre deben estar respaldadas por documentos médicos o de certámenes en los que actuaste representando al colegio, si ese fue el caso. Espero que tu próxima nota sea mejor que esta. Buen día”. 

Una vez el chico llegó a casa, con su trabajo no recibido, la madre o el padre se ponen furibundos y hablarán entonces de… “¡Desconsideración! ¿Así es como motivan a mi hijo en el estudio? ¡Esto es una injusticia!” Y en los casos más extremos hasta hablarán de “Persecución, tortura sicológica” y no sé qué otros despropósitos más, que su mal entendido sentido paternal o maternal les dictarán.  Ante estas pseudo razones, el chico sentirá que lo que hizo estuvo bien y que está siendo objeto de una terrible injusticia de parte de un maestro dinosáurico, incomprensivo, injusto, cruel y perseguidor, que probablemente actúa movido por algún tipo de animadversión personal, siniestra e inconfesable, hacia el muchacho…

¿Esto es educar para la responsabilidad? Sí lo es de parte del maestro que exige y hace valer una norma previamente socializada y establecida; avalada además por la legislación tanto institucional como nacional en materia educativa. No lo es de parte  del padre permisivo, que considera que el mundo debe andar haciendo salvedades y excepciones para su hijo, porque de alguna manera “mi muchacho siempre estará asistido por la razón, la ley y la justicia”, lo cual no siempre es cierto, aun cuando quizás sea lo deseable. Los padres consentidores hacen mucho daño en nombre del amor, de un amor permisivo y mal entendido. No coadyuvan a formar sino a deformar. Y a la vuelta de unos años entregan al país a unas personas adultas, formadas en un irreflexivo medio donde la laxitud y la irresponsabilidad más abierta y olímpica, echaron poderosas y profundas raíces en sus nacientes personalidades. Tarde que temprano esos males prohijados desde la propia casa, se vuelven contra el padre de familia que los alimentó y muy tarde echarán de ver su error… Pero para entonces… ¡Cuánto daño han hecho y permitido ya, sin quererlo y en nombre del amor! La educación para la responsabilidad implica que el docente sea muy ético y profesional en sus actuaciones y decisiones, las cuales deben estar ajustadas a justicia, ley y derecho; y que sean susceptibles de ser auditadas en cualquier momento. Que el alumno entienda el resultado de sus propias acciones, así le resulten incómodas o pesadas de aceptar. Y que el padre de familia entienda que se está formando el temperamento y el carácter de su hijo, quien debe entender también que todo acto tiene una consecuencia, muchas veces ineludible, la cual deberá asumir, llegado el caso. EDUCAR PARA LA RESPONSABILIDAD implica ciertas dosis muy medidas de dolor y de sacrificio, que arrojarán como resultado, una persona madura, seria y objetiva, entrenada en enfrentase a un mundo que no hace concesiones por razones personales, socio familiares, de estrato socio económico, de apellido o de afectos, entre otras variables sui generis.  El día que los distintos actores así lo entiendan y acepten, la gran ganadora será la patria colombiana, porque tendremos a los egresados más responsables del mundo, cimentadores de la verdadera y genuina nacionalidad.


Madrid (Cundinamarca), mayo 1° de 2013
República de Colombia

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