Noticia histórica: Este breve texto reflexivo lo escribí en 2011 en el marco del Proyecto de Habilidades Pro Sociales para el cual entonces colaboraba en el Gimnasio de Los Llanos, Departamento del Casanare, República de Colombia. El texto tuvo buena acogida y quiero compartirlo con los amables lectores.
Aquellos con los que a
diario laboro, comparto, sufro y también gozo…
Mis iguales. Mis congéneres,
mis amigos o simplemente mis compañeros
De trabajo o de estudio…
Ellos. Eventualmente ejercen
alguna forma de presión sobre mí
Por cuanto yo no he cumplido
con algo que de mí se espera.
La presión empieza a darse.
Primero en dosis moderadas.
¿Oye? Dijiste que nos ibas a
cumplir con tal cosa. ¡Los días han pasado y nada!
¿Cuándo vas a cumplir tu
palabra empeñada?
Nuestra personalidad
reacciona de diversos modos ante este tipo de presión social…
Hay quienes sueltan una
prístina y diáfana carcajada…
Con ello dan a entender lo
poco que les importa el objeto de la preocupación de los demás, respecto de
nosotros.
Otros se enfurecen.
Consideran dicha presión: ¡Una osadía, una falta de respeto! ¿Es que acaso no
saben que yo soy una persona muy ocupada? ¡Debían saberlo! ¡Qué tal! (Estas son
algunas de sus pseudorazones).
Un tercer grupo de personas,
racionalizan lo que se les exige. Y en lugar de sentirse u ofenderse
Se proponen cumplir con la
palabra empeñada. Quizás es lo más sabio y sensato que se puede hacer en estos
casos.
¿Tú? ¿Cómo manejas la
presión de tus iguales?
El Yopal (Casanare), septiembre 5 de 2011
Colombia
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