sábado, 2 de febrero de 2013

IFIGENIA EN ÁULIDE DE EURÍPIDES (Artículo de divulgación)

Noticia histórica: Este texto didáctico de divulgación en torno de algunas de las más celebres tragedias griegas clásicas, lo escribí para mis alumnos del grado séptimo, en el Gimnasio de los Llanos, departamento del Casanare, (Colombia). Los chicos estaban fascinados con las historias de La Ilíada y la Odisea y el texto buscaba complementar el cuadro informativo en torno a la guerra de Troya. Es un artículo de gran sencillez y espero sea del agrado de los amables lectores.

EURÍPIDES (ca. 480 a.de C. - 406 a. de C.) CONSIDERADO UNO DE LOS TRES DRAMATURGOS MÁS SOBRESALIENTES EN LA GRECIA CLÁSICA, JUNTO CON SÓFOCLES Y ESQUILO. ALGUNAS DE SUS TRAGEDIAS FUERON: ALCESTIS, MEDEA, HIPÓLITO, LOS HERÁCLIDAS, ANDRÓMACA, ETC. FORMÓ PARTE DEL REVISIONISMO RACIONALISTA DEL SIGLO V EN ATENAS, QUE SE OPONÍA AL CONSERVADURISMO DE LAS TRADICIONES REPRESENTADO POR LOS OTROS DOS DRAMATURGOS. 

 
En la Grecia clásica grandes hombres de letras elaboraron con maestría que asombró al mundo entero, temas en torno a los dioses del Olimpo y sus complejas y a veces contradictorias relaciones con los seres humanos. Eurípides escribió la obra teatral Ifigenia en Áulide, hermosa tragedia que se desarrolla unos años antes del inicio de la guerra de Troya. Menelao, el burlado rey de Esparta, tan pronto notó que el príncipe Paris había raptado a su esposa en sus propias narices, aprovechándose astutamente de su hospitalidad, declaró la guerra en nombre de toda la región Aquea a la orgullosa e inexpugnable[1] Troya. Rápidamente envió emisarios a las diferentes ciudades aqueas, cuyos reyes le respondieron afirmativamente.
LA BELLA PRINCESA IFIGENIA, HIJA ÚNICA DE LOS REYES DE MICENAS, AGAMENÓN (HERMANO DE MENELAO, REY DE ESPARTA) Y CLITEMNESTRA.
 
En cuestión de dos años se organizó una poderosa flota de barcos y un ejército a cuyo frente la asamblea de reyes aqueos había colocado al orgulloso Agamenón, hermano de Menelao. Ya todo estaba listo para partir con barcos y ejército a atacar a Troya para rescatar a Helena, pero algo inesperado sucedió.  Cierto día Agamenón durante una partida de caza dio muerte a un hermoso ciervo que le saltó en medio del monte. Este era un animal muy especial que había sido consagrado por los sacerdotes a Artemisa[2], diosa de la caza y hermana gemela de Apolo, dios de las artes y la música. Cuando la diosa se enteró de la muerte de su animal favorito montó en cólera[3] contra Agamenón y todo el ejército Aqueo y envió una terrible peste que asolara a todos los soldados. La muerte empezó a sembrar el terror en el campamento aqueo. De otra parte Artemisa dio también la orden a Eolo, dios de los vientos que no enviara vientos a los barcos aqueos –cuya flota estaba detenida en el puerto de Áulide-, hasta tanto ella hubiera sido desagraviada por el soberbio Agamenón, rey de Micenas.

ARTEMISA (DIANA EN ROMA) DIOSA GRIEGA DE LA CAZA, HERMANA GEMELA DE APOLO, DIOS DE LAS ARTES.  
 
Agamenón estaba desesperado, las semanas pasaban y nada que partían hacia Troya, primero por la peste, segundo por la falta de vientos. Ya las tropas estaban impacientes y amenazaban con sublevarse de un momento a otro, contra sus jefes, porque la guerra prometida no empezaba. Agamenón hizo entonces llamar a Calcas, el adivino de los aqueos, para que le informara cuál era la causa de la ira desatada de la diosa Artemisa, contra él y sus hombres y qué se podría hacer para apaciguarla. Calcas le informó que Artemisa estaba muy ofendida por la muerte de su ciervo preferido y que lo único que ella exigía para aplacar su terrible ira, era que Agamenón le diera a su hija, la bella princesa Ifigenia, para ser sacrificada en el templo de la diosa. Esta terrible noticia hizo sufrir mucho al recio hombre de guerra, quien luego de dudarlo, envió una carta a su esposa Clitemnestra a quien le pidió que viniese de Micenas hasta el puerto de Áulide, en compañía de su hija Ifigenia. Agamenón engañó a su esposa y le dijo que la idea era que Ifigenia se casara con el apuesto príncipe Aquiles, el héroe de los aqueos. Una vez en Áulide, Ifigenia se enteró de toda la verdad. Estas escenas de la bella princesa junto con sus padres fueron verdaderamente desgarradoras. Ifigenia aceptó resignada su triste suerte, porque de no hacerlo así, todo el ejército aqueo sería destruido por la rencorosa Artemisa. Una vez la princesa fue conducida por sus padres ante el ara, la piedra negra del sacrificio, pasó un prodigio. Cuando el verdugo iba a degollar a Ifigenia, apareció  radiante la diosa Artemisa y cubrió con un manto de vivísima luz a la hermosa princesa, evitando que el cuchillo le hiciera daño alguno. Luego de cubrirla por completo con aquel maravilloso manto de luz y fuego, desaparecieron ambas para siempre. Artemisa llevó a Ifigenia a uno de sus templos y la convirtió en su sacerdotisa mayor. En su lugar en la piedra del sacrificio, la diosa dejó una bella cierva, que fue sacrificada por el asombrado verdugo.

CUADRO RENACENTISTA EN EL QUE SE REPRESENTA EL MOMENTO DEL SACRIFICIO DE IFIGENIA A LA DIOSA ARTEMISA
 
Ante este prodigio todos los presentes cayeron de rodillas ante el poder y la majestuosidad de Artemisa, la diosa de la caza. Ya apaciguada en sus exigencias, la deidad[4] perdonó a Agamenón y permitió que todo volviera  a la normalidad. No obstante Clitemnestra, la madre de la princesa, no quedó del todo satisfecha porque amaba profundamente a su hija y a raíz del rapto de la diosa, nunca más volvería a ver a su amada Ifigenia. Este sentimiento se tradujo en odio y rencor contra su marido, de quien juró venganza al regreso de Troya, lo cual cumplió. Y este es motivo de otra tragedia, La Orestíada, desarrollada con maestría por la pluma del genial Esquilo. Clitemnestra en ausencia de su marido se hizo amante de Egisto, primo hermano de Agamenón, a quien permitió que gobernara la ciudad de Micenas como si se tratara del legítimo rey, durante todo el tiempo que conllevó la guerra de Troya. Orestes, el hermano de Ifigenia no veía con buenos ojos este engaño público de su madre y decidió marcharse del palacio para siempre. Al regreso de Agamenón, la astuta Clitemnestra urdió un plan con su amante para asesinar al verdadero rey. La reina fingió amabilidad y en la bañera le dio muerte a su antiguo marido. Los dioses acosaron entonces a Orestes para que regresara al palacio real y diera muerte al usurpador y a la madre adúltera y asesina. Así lo hizo el joven guerrero, con la ayuda de su hermana Electra.  Las Furias[5] acosaron a Orestes por su doble asesinato, hasta el punto de hacerlo perder la razón.

CLITEMNESTRA CONSPIRA JUNTO CON SU AMANTE EGISTO PARA ASESINAR A SU ESPOSO AGAMENÓN, LO CUAL FINALMENTE REALIZA, PARA MOLESTIA E INCOMODIDAD DE LOS DIOSES DEL OLIMPO QUIENES INSTIGAN A ORESTES PARA QUE COBRE VENGANZA EN LOS DOS ADÚLTEROS Y REGICIDAS
 
Ambas obras giran en torno a las traiciones, las conjuras, las iras, odios y engaños. Y sobre todo, en torno al derramamiento de sangre. Los dioses tomaban partido aquí y allá y parecían congraciarse con todas estas actuaciones en donde se iba del odio, al amor y la euforia, pero nunca a la indiferencia. Eso las hace ser tragedias, porque muestran los más bajos sentimientos, pasiones e instintos humanos.

Nabonazar Cogollo Ayala
El Yopal (Casanare), Colombia 
Noviembre 13 de 2012


[1] Inexpugnable= Imposible de ser abierta.
[2] Artemisa= Diosa griega de la caza, en Roma la veneraron con el nombre de Diana, a quien llamaban “Diana cazadora”.
[3] Montar en cólera= Coger mucha ira o rabia.
[4] Deidad= Diosa o divinidad.
[5] Las Furias= Espíritus primitivos de la mitología griega antigua. Representaban los odios y las venganzas desbordadas. Enloquecían a los seres humanos cuando hubieran cometido un delito grave. Se creía que moraban en lo profundo del infierno, en las tinieblas y su misión era castigar las faltas de los hombres. También eran conocidas como: Erinias o Euménides. Nunca cumplían con la voluntad de los dioses.

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