PARTITURA DEL HIMNO NACIONAL DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIAORIGINALMENTE COMPUESTO EN MI BEMOL MAYOR |
Esta
historia empieza a gestarse en Italia, cuando un niño rubio de ojos azules,
naciera el día 21 de mayo del año de 1828. Fueron sus padres Vicente Sindici y
Teresa Topai. Fue bautizado con cuatro nombres como entonces se acostumbraba.
Su nombre en la pila del bautismo fue entonces el siguiente: Atilio Oreste Teophisto Melchor Sindici
Topai. El pequeño Oreste desde niño se mostró muy aficionado a la música y
al canto. Ya adulto se graduaría como Tenor
en la Academia Nacional de Santa Cecilia
(Roma). Era un joven alto y espigado. Se dejó crecer la llamada Barba Garibaldina con la que los jóvenes
italianos de finales del siglo XIX daban a entender que eran partidarios de la
unificación política de Italia en un solo Estado, obra política y militar del
gran patriota italiano Giuseppe Garibaldi, quien la usaba así. Oreste junto
con otros amigos músicos: Egisto Petrelli, Luisa Visoni y Eugenia Bellini,
integraron una compañía de opera en la ciudad de Roma, que cosechó grandes
éxitos en las diferentes ciudades italianas, con obras de los compositores
Johan Amadeus Mozart y Giuseppe Verdi, entre muchos otros. Petrelli tuvo
entonces la idea de cruzar el Atlántico y venir a una gira de conciertos de
música clásica entre las principales ciudades de América. Fue así como en 1862
se embarcaron, con el gigantesco trasteo de los instrumentos musicales y los
muchos baúles donde se guardaban los cortinajes y el telón del escenario, rumbo
a América. Les fue muy bien en Nueva York y en la Habana, donde cosecharon
grandes aplausos. Corría el año de 1863 y decidieron entonces cruzar el mar
Caribe para visitar la bella ciudad neogranadina de Cartagena de Indias, donde
también cosecharon aplausos. Les hablaron de Bogotá, la ciudad culta por
excelencia en el país y enfilaron sus destinos hacia allá. Pero el viaje a
Bogotá era extremadamente difícil. Unos barcos a vapor hacían la ruta entre
Barranquilla y Honda (Tolima) a lo largo del río Magdalena. Este viaje podía
tardar varios días, inclusive semanas dependiendo del estado del río. Una vez
en Honda, proseguían el viaje hacia Bogotá a lomo de mula, lo cual era
francamente terrible. Hacia el mes de diciembre de 1863 los jóvenes artistas
italianos arribaron a la Bogotá de entonces que era pequeña y mucho más fría
que hoy en día. Las damas de la sociedad bogotana se entusiasmaron cuando
vieron llegar a esos jóvenes italianos con estilizadas barbas garibaldinas lo
cual era muy raro por entonces. No les fue muy bien con su proyecto de opera en
Bogotá, así que en 1864 la Compañía de
Opera Petrelli quebró. Pero los jóvenes músicos pronto se casaron. Oreste
se casó con Justina Jannaut, hija de un comerciante francés radicado en Bogotá.
Tuvieron cuatro hijos: Teresa, Oreste, María y Emilia. Por su parte Egisto
Petrelli montó en la plaza mayor de Bogotá la famosa Barbería Italiana y también formó una familia.
CASA EN LA QUE VIVIÓ ORESTE SINDICI EN EL BARIO LA CANDELARIA, EN BOGOTÁ, JUNTO CON SU FAMILIA. A LA IZQUIERDA EN EL ÓVALO UNA FOTOGRAFÍA DEL JOVEN TENOR ITALIANO |
Del once de
noviembre
Mañana luce el
sol.
Salud al gran
suceso
De nuestra
redención.
Cayeron las
cadenas
La libertad
sublime
Derrama en todo
el orbe
Su bendecida
luz.
La humanidad
entera
Que esclavizada
gime
Comprende las
doctrinas
Del que murió en
la cruz.
Al parecer
esta fue la letra que Torres le llevó a Sindici para que le pusiera música para
la velada patriótica del 11 de noviembre de 1887, que se iba a celebrar en el Teatro de Variedades de Bogotá. Oreste
Sindici por su parte vivía muy atareado porque dictaba clases de música en el Seminario Mayor de Bogotá, en algunas
escuelas públicas capitalinas y además de eso, se había metido a agricultor
porque había comprado una finca en el vecino municipio de Nilo (Cundinamarca),
donde al parecer cultivaba quina. Así las cosas, el tiempo libre que le quedaba
era muy poco. Todo parece indicar que Sindici no le puso mucha atención al
encargo del señor Torres para que musicalizara las octavillas de Núñez. José
Domingo Torres cuando vio que se avecinaba el 11 de noviembre y aún no estaba
listo el himno, le rogó a doña Justina de Sindici para que convenciera al
marido de colaborar con la creación del himno. Ese fin de semana Oreste decidió
irse para la finca a ver cómo iba el cultivo de la quina y le encargó a su
amada esposa que le organizara los baúles con el equipaje. Justina en el baúl
más importante, colocó encima de la ropa los versos de Núñez, con una notica
que decía… Oreste… ¡Por favor!
Ya en Nilo
Oreste encontró el texto con la notica de su esposa. Cierta noche –cuentan los
habitantes de Nilo-, que Oreste no podía dormir. Y decidió tomar las estrofas
de Núñez y con un viejo armonio en mano[2],
se sentó bajo de un árbol de tamarindos en el centro de la plaza del poblado y
empezó a improvisar una marcha en el instrumento. El resultado fue el anhelado himno patriótico para la velada del 11
de noviembre. Cuando regresó a Bogotá, le entregó sonriente la partitura a doña
Justina, quien la entregó posteriormente a don José Domingo Torres. La velada
se había salvado y el futuro Himno
Nacional de los Colombianos había nacido. A la velada del 11 de noviembre
asistió el presidente Núñez con su señora y el cuerpo de ministros. La sorpresa
del presidente y la primera dama fue mayúscula cuando la orquesta y el coro
interpretaron aquel inédito himno
patriótico que al parecer ejecutaron con sus once octavillas. El público
aplaudió hasta el frenesí y refieren los historiadores de la época, que muchos
salieron silbando y tarareando el nuevo himno que ya llamaban: Himno de Núñez y Sindici[3].
¿Y era que
Colombia en 1887 no tenía Himno Nacional?
Sí que lo tenía, era la llamada Oda al 20
de Julio, con letra de don José Joaquín Guarín y música de José Caicedo y
Rojas, que se había estrenado en 1864. Era un himno de gran belleza, solo que
al común de la gente no le gustaba porque más parecía un aria de ópera que un
himno. Era demasiado complicado para ser cantado por el público en general. Los
colombianos escuchaban la Oda al 20 de
Julio pero ningún corazón saltaba ni se emocionaba con la obra porque no la
sentían como propia. El Himno de Núñez y
Sindici empezó lentamente a enseñarse en las escuelas públicas de la
capital colombiana, al principio lo enseñó el propio Sindici ayudándose con un
violín. Oreste tenía una pronunciación bastante chistosa del idioma español. Él
cantaba el himno más o menos así…
Ooojo glorrria
inmarcesiiiiiibbbble
Ooojo júbilo
inmorrrrtal
Los chicos
de las escuelas públicas soltaban la carcajada ante semejante forma de
pronunciar el castellano lo que provocaba la explosión iracunda del viejo
maestro de música, que arremetía a paraguazos contra aquellos que le parecían
más atrevidos y groseros. Oreste Sindici era muy buen músico pero muy mal
maestro porque no tenía paciencia para enseñar. Así se empezó a difundir el Himno de Núñez y Sindici. Cuando
Colombia celebró en 1910 su primer siglo como nación independiente ya se le
llamaba simplemente Himno Nacional de
Colombia, la Oda al 20 de Julio
fue cayendo lentamente en el olvido. Fue así como finalmente en 1920 durante el
gobierno de Marco Fidel Suarez el Himno
de Núñez fue declarado oficialmente Himno
Nacional de la República de Colombia, para beneplácito de todos los colombianos, mediante la ley 33 del 28 de
octubre del citado año.
Cuando el ejército del Perú atacó de un momento a otro a Colombia en 1922 y se adueñaron de todo el trapecio amazónico colombiano porque lo consideraban peruano, el presidente Enrique Olaya Herrera llamó a la unidad nacional para defender la integridad territorial colombiana. Los soldados que nos defendieron en la batalla de Güepi, marcharon cantando el Himno Nacional, pero en la introducción de trompetas añadieron una letra o estribillo, acorde con el momento de guerra que el país vivía. Esa estrofa transitoria decía así:
Cuando el ejército del Perú atacó de un momento a otro a Colombia en 1922 y se adueñaron de todo el trapecio amazónico colombiano porque lo consideraban peruano, el presidente Enrique Olaya Herrera llamó a la unidad nacional para defender la integridad territorial colombiana. Los soldados que nos defendieron en la batalla de Güepi, marcharon cantando el Himno Nacional, pero en la introducción de trompetas añadieron una letra o estribillo, acorde con el momento de guerra que el país vivía. Esa estrofa transitoria decía así:
Hoy que la madre
patria se halla herida
Hoy que debemos
todos combatir, combatir…
¡Demos por ella
nuestra vida!
¡Que morir por
la patria no es morir, es vivir!
Oh gloria
inmarcesible, etc.
El amazonas
colombiano fue recuperado y el ejército peruano fue derrotado en la memorable
batalla de Güepi. El Buque Escuela Gloria
de la Armada Nacional Colombiana, recorre cada año buena parte de los mares del
mundo, llevando una imagen positiva de nuestro país. Cuando El Gloria llega a un puerto, como el de
Nueva York, Washington, Ámsterdam, Honolulu o Buenos Aires, por ejemplo; los
soldados de su tripulación se enfilan en riguroso orden militar en sus altos
mástiles formando una gigantesca pirámide humana, enmarcada entre las velas y
jarcias del imponente navío. Al momento de llegar al puerto anfitrión se iza en
la popa del barco el tricolor colombiano y los marineros entonan a voz en
cuello el Himno Nacional de Colombia
en una breve ceremonia muy emotiva que eriza la piel. Acto seguido entonan el Himno del Buque Escuela Gloria que
también es muy bello.
BUQUE ESCUELA GLORIA DE LA ARMADA NACIONAL DE COLOMBIA |
ORESTE SINDICI EL INMORTAL COMPOSITOR DE LA MELODÍA DEL HIMNO NACIONAL DE LOS COLOMBIANOS |
NABONAZAR
COGOLLO AYALA
El
Yopal (Casanare), 2011
Buen dáa profesor, me abruma una duda y es ¿quien canta el himno nacional en la versión grabada que escuchamos usualmente?
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