domingo, 1 de junio de 2014

¿CERETÉ? ¿Y ESO DÓNDE MIERDAS QUEDA? Por: Nabonazar Cogollo Ayala (Crónica)

PARQUE ANTONIO NARIÑO, CERETÉ, CÓRDOBA, COLOMBIA

No es que el dinero en sí sea malo. No, él es bueno para fines nobles.
Pero a menudo el Libro y el dinero son bastante incompatibles,
en virtud de que el dinero mal concebido, tiende a esclavizar y la lectura a liberar

Manuel Santiago Palencia Caratt
(historiador cesarense)
In memoriam

Corría el mes de diciembre del año 1997 y en el seno de la Asamblea Departamental del Cesar se venían dando fuertes y acalorados debates en torno a la eventual aprobación del recién seleccionado Himno del Cesar, cuya convocatoria se había dado por parte del Instituto Departamental de Cultura y Turismo, desde el mes de octubre del mismo año, durante la vigencia del gobierno seccional del gobernador Mauricio Pimiento Barrera[1]. ¿A qué se debían los debates? De 17 obras enviadas de distintos lugares del Cesar y del resto de Colombia, fue escogida por unanimidad de los 4 jurados integrantes el himno escrito por Nabonazar Cogollo Ayala y musicalizado por el maestro Manuel Avendaño Castañeda (q.e.p.d.). La indignación e inconformidad de parte de algunos diputados de la Asamblea obedecía a que ninguno de los dos autores del Himno del Cesar, eran oriundos de esta parte de Colombia. El ilustre maestro, pianista y organista Manuel Avendaño Castañeda (ciego de nacimiento) era oriundo de la Ciudad del Sol y el Acero, Sogamoso (Boyacá). Mientras que el profesor Nabonazar Cogollo Ayala -quien esto escribe-,  era oriundo de Cereté (Córdoba), la ilustre Capital del Oro Blanco a orillas del tradicional caño Bugre, aunque con una larga residencia en Bogotá, desde 1987; lo que a los ojos de los cesarenses más recalcitrantes lo convertía indefectiblemente en “cachaco”.

-¿Cómo así? ¡La tierra de los cantores y vallenatos tendrá un himno no hecho por un vallenato! ¡Eso no puede ser! ¡Ni más faltaba!
Decían a grito herido las voces de la indignación regional… Otros más atrevidos y ofensivos rezongaban:
-¡Ese es el himno cachaco!

En medio de esta batahola, quien defendía el Himno del Cesar, Cogollo-Avendaño, a brazo partido ante la Asamblea Departamental del Cesar, micrófono en mano y con la labia a flor de piel, era el maestro e historiador Manuel Palencia Caratt (q.e.p.d.), dueño de un cultivado verbo literario que lo llevaba  a expresarse con elevadas y a veces incomprensibles figuras literarias, dada su indeclinable afición a las bellas letras.

Dicho sea de paso el historiador Manuel Santiago Palencia Caratt era oriundo de Barranquilla, pero se había residenciado en Valledupar  desde la década del 50 y había logrado un cierto protagonismo en el mundillo cultural local desde los tiempos en que su hermano, el abogado e historiador Ernesto Palencia Caratt detentara la gobernación (a título de gobernador encargado del Cesar), por nombramiento del entonces gobernador titular Alfonso López Michelsen[2]. Esto se dio del 22 de mayo de 1975 al 5 de junio del mismo año. Los hermanos Ernesto y Manuel Palencia Caratt fundaron en Valledupar la Academia de Historia del Cesar en 1970, en la cual el maestro Manuel ejerció sus labores de orientador y guía de consultantes durante más de 30 años.

Retomamos el relato original: el maestro Manuel Palencia Caratt había tomado la vocería de la mesa del Jurado Calificador en el concurso Himno del Cesar[3], 30 años, con que se buscaba celebrar a la altura el trigésimo aniversario de la creación departamental, aquel emblemático 21 de diciembre de 1967. En uno de los tres debates en torno a la aprobación oficial del himno Cogollo-Avendaño, se dieron los siguientes pormenores, que me fueron relatados de forma directa por el maestro Manuel Palencia Caratt y que trataré de reproducir con la mayor objetividad y fidelidad histórica posible en lo que sigue:

“Aquel día ya habíamos hecho sonar por los altoparlantes del recinto de la Asamblea del Cesar el Himno del Cesar, ganador en la convocatoria nacional. Hubo toda clase de reacciones una vez que el himno concluyó. Unos diputados aplaudieron emocionados y dijeron:

-¡Ese es el Himno del Cesar! ¡Lo apoyamos!
Otros dijeron…
-¡No! ¿Cómo va a ser ese el Himno del Cesar? ¿Cómo es posible que una persona que nunca haya pisado el Cesar sea el autor de nuestro himno?
Entonces yo les refuté (Manuel Palencia Caratt):
-¡Cállense que ustedes de eso no saben nada, so ignorantes! Esas estrofas están muy bien hechas y hablan puntualmente de nuestra realidad y de nuestra cultura e historia. ¿Qué el autor no es del Cesar? Pues no lo será, pero es hasta más costeño que nosotros mismos, porque el Cesar no tiene costas y él es de una tierra que sí las tiene… ¡Él es de Cereté!
Entonces el diputado de Chimichagua (Cesar), José Ismael Namén Rapalino[4], dijo lo siguiente:

-¿Cereté? ¿Y eso dónde mierdas queda?
-¿Cómo que no lo sabe? ¡Cereté es la segunda ciudad de Córdoba, centro agroindustrial de importancia! ¡No les digo que son unos ignorantes! ¡Ni siquiera conocen la geografía de los departamentos costeños de Colombia, carajo! ¡Estudie! ¡Vaya a la Academia que allá yo mismo le enseño!

La presidenta de la Asamblea, la abogada Esther Cristina Canales, hacía desesperados esfuerzos por poner orden en el recinto de la duma  departamental, lo cual finalmente logró, bajo estrictas advertencias de vetar el derecho de intervención a los más altisonantes, si persistían en el tono irrespetuoso. Una vez terminado el último debate reglamentario del himno, se procedió a la votación y el himno Cogollo-Avendaño fue reconocido oficialmente mediante la ordenanza departamental # 046 de diciembre 21 de 1997 como Himno del Departamento del Cesar. Los insultos y salidas en falso empezaron a ser cosa del pasado”.

Posteriormente, cuando el maestro Manuel Palencia Caratt en amena tertulia a la sombra de una fresca tarde valduparense, en la terraza de su casa, me refiriera el hecho a manera de anécdota risible del pasado, no pude menos que sentir un regusto amargo en la garganta, aun cuando ya el hecho hubiera sido ampliamente superado. Unas discretas lagrimillas de tristeza asomaron a mis ojos y para mis adentros me dije…

-¡Hasta insultaron a mi bella ciudad, Cereté! Exalté con mi pluma a la excelsa tierra del Cesar y la incomprensión de algunos pocos me pagó con agravios a lo que más amo en la vida… Aun así los perdono, que no sea yo sino Dios quien los juzgue. Soy y me considero cesarense por adopción, bogotano y cundinamarqués por adopción también, aunque jamás renunciaré a mis orígenes cereteanos. Cereté es y será la cara tierra de mis ancestros, de mi niñez y de mi juventud. Por definición soy colombiano  y amaré y defenderé por siempre hasta el último rincón de mi patria, así no haya yo nacido allí. ¡Perdónalos Dios mío porque no saben lo que hacen!

El ilustre maestro Manuel Palencia Caratt falleció el 18 de enero del año 2013, a la edad de 84 años en la matriarcal ciudad de Valledupar (Cesar), víctima de un paro cardíaco. La sociedad valduparense perdió a uno de los grandes baluartes académicos de la región. Dejó tras de sí el enorme legado de una vida dedicada a la enseñanza y la difusión de la cultura, con espíritu abierto y desinteresado. Bien se lo puede considerar como el padrino de bautismo del Himno del Cesar, que ya cumplió 17 años de haber sido estrenado y que se corea en los 25 municipios del Cesar, como un canto afirmativo de la cesareidad, sin asomo de duda. Dios bendiga y acoja en su gloria eterna el alma del maestro Manuel Santiago Palencia Caratt, hoy y siempre.
Madrid (Cundinamarca)
Mayo 31 de 2013
nacoayala@gmail.com


[1] Fue electo popularmente como gobernador del Cesar para el periodo comprendido entre el 1° de enero de 1995 y el 1° de enero de 1998.
[2] Cf. GOBERNACIÓN DEL CESAR. Cesar 30 años de progreso: 1967 – 1997. Eds. Guadalupe. Bogotá (Colombia), 1997. Pág. 48
[3] Los 4 jurados del concurso Himno del Cesar en 1997, fueron: el compositor Gustavo Gutiérrez Cabello; el historiador Manuel Palencia Caratt; el director musical Ariel Pérez Monagas; el director de la Sinfónica de Barranquilla, Salvador Emilio Montoya. Cf. http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-713127. 31/05/14
[4] Hermano del cantautor vallenato Camilo Namén Rapalino, autor del Encuentro con el Diablo, Recordando mi niñez, Las canas de mi vieja, Mi gran amigo y otros bellos cantos costumbristas más. 

CIÉNAGA DE ZAPATOSA - DEPARTAMENTO DEL CESAR (COLOMBIA)






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