domingo, 5 de octubre de 2014

¿CÓMO ROMPER EL HIELO SIN MORIR EN EL INTENTO? Por: Nabonazar Cogollo Ayala



¿CÓMO ROMPER EL HIELO SIN MORIR EN EL INTENTO?
Por: Nabonazar Cogollo Ayala

Romper el hielo, es decir, esa habilidad social de llegar ante un grupo de personas que conocemos total o parcialmente, saludar, caer bien y ser finalmente aceptado en tal grupo, venciendo todas las resistencias, no es ciertamente una tarea que todas las veces digamos que sea fácil de acometer. Hay grupos de personas que la mejor forma que tienen para mostrarse ante sí mismos y ante los demás, como de difícil acceso, es mostrándose cerrados y con rostros serios, adustos y con rigidez muscular. ¿Qué hacer entonces? Dicen que la decencia no pelea con nadie. En ese caso –que ciertamente es la actitud más dura de vencer-, llegaremos, saludaremos de la manera más amable del mundo, expresaremos el motivo de nuestro saludo y luego nos marcharemos cuando hayamos culminado. ¿Cómo saludar a personas que poco o nada quieren charlar con nosotros? El saludo es una de las habilidades sociales más importantes de aprender. Y saberlo presentar de tal forma que abra puertas y venza resistencias, es todo un arte. Veamos algunos de los casos más comunes:

¿Qué hacer cuando llegamos, saludamos y pedimos un favor y el favor no nos lo hacen? No exterioricemos nuestra molestia e inconformidad. El mundo da vueltas y puede que hoy nos digan que NO pero mañana podría ser que nos digan que SÍ. Debemos siempre dejar las puertas abiertas.

¿Qué hacer para entablar una conversación con personas con las que nunca antes hemos hablado? Llegamos, saludamos muy amablemente y con rostro sonriente, acto seguido –y si la situación lo amerita, extenderemos la mano-. Luego podemos empezar hablando del clima o de las últimas noticias de impacto nacional, que están en el ambiente noticioso. Tratemos de no hablar de temas espinosos que podrían generar molestias o incomodidades en la otra persona, como por ejemplo religión, política o fútbol.

¿Qué hacer cuando la otra persona nos lleva en su charla hacia temas que nosotros no manejamos? ¡Hay personas que insisten en hablar solo de temas específicos que ameritan conocimientos especializados, como por ejemplo los carros de fórmula uno, mitología griega o ecuaciones matemáticas del segundo grado!  No vayamos a ofender a esta persona ni los temas de su predilección. Si pone reiterativamente este tema es porque es de su mayor interés, halaguemos este interés  y tratemos de resaltar en todo momento la importancia y el valor del mismo, poniendo de presente que nosotros no somos especialistas en el tema, pero que el mismo es muy valioso e interesante.

¿Qué hacer cuando la otra persona de alguna manera nos irrita con comentarios desobligantes, al estilo de: “Es que solo la gente inteligente es la que entiende estos u otros temas”; “Es que tal comida o música solo es para gente refinada y de clase”, Tal cosa no es para todo el mundo”, etc.? Ciertamente esa no sería una actitud muy cortés de parte de nuestro interlocutor. No nos dejemos fastidiar ni ofender por eso. La otra persona quiere molestarnos y si le manifestamos que lo logró, le estaríamos dando gusto. Seamos lo más amables que podamos, no pequemos de groseros ni mal educados, aun cuando lo estén siendo con nosotros. Si es del caso retirémonos de la charla pero de manera muy amable. ¡Recordemos siempre dejar las puertas abiertas!

Dediquemos a nuestro interlocutor todo el tiempo y la atención que nuestra charla con él dure. No hay nada más grosero y mal educado que ponernos a digitar el teclado de nuestro celular o de nuestra tableta, al tiempo que charlamos con alguien. Eso le da a entender a la otra persona que lo que nos está diciendo poco y nada nos interesa. ¿Qué sería entonces más importante: el aparato electrónico que nos ocupa o la persona de cuerpo presente? Ciertamente la persona debe ser mucho más importante que el medio electrónico, eso lo debemos dar a entender en todo momento y no lo contrario.

Cuando nos tengamos que retirar de la conversación, ofrezcamos una disculpa, dejemos abierta la posibilidad de proseguir la charla en el futuro y vayámonos muy amablemente. Evitemos los chistes de doble sentido o de mal gusto. A veces más que divertir, realmente ofenden y no es la idea ofender ni hacer sentir mal a nadie. Moderemos nuestras emociones, no hay nada más desagradable que una tanda de carcajadas incontroladas que le dan a entender al otro que somos personas vulgares o corrientes. Nunca usemos malas palabras ni comentarios descalificadores, que más que unir en realidad disocian.

Si logramos dominar el difícil arte de la conversación fluida, amena y entretenida, tendremos amigos por montones y seremos el centro de la atención en todas las fiestas y reuniones. ¡Lleva toda la vida lograr dominarlo, pero empecemos desde ya! ¡Adelante! ¡Esa es una de las grandes metas de ser prosocial!

Madrid (Cundinamarca), Septiembre 1° de 2014

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